jueves, 28 de agosto de 2008

Triste hipocresía

Os pido disculpas por escribir sobre un tema tan triste como el que me embarga desde ayer. Cuando llegué al trabajo, mis compañeras me dijeron que había fallecido la madre de, además de una compañera, una amiga. Sin que dejase de ser una noticia esperada, conmocionó al colectivo. Por la tarde era funeral, al que acudimos casi todo el colectivo y, aquí, es donde me enfadé.

Después de más de cinco años trabajando codo con codo con todos mis compañeros, sabes de sus disputas, diferencias, preferencias, amistades y enemistades. Por eso, cuando vi a ciertas personas en la iglesia que no pueden ver ni en pintura a la compañera en cuestión, me invadieron un cúmulo de sensaciones como rabia, asco e incluso, casi desprecio... Ver como, gente que no se soporta, acude a hacer un papel delante de los demás sin más objetivo que la apariencia y que luego puedan mirarle a la cara a la afectada. Triste hipocresía.

Conclusión: Creo que todos, en un momento u otro de nuestra vida, hemos sido o somos algo hipócritas, mandados por la sociedad o por no hacer daño a gente que de verdad nos importa. Pero, de ese rato que tienes que pasar y guardar la compostura, a ser un falso, hay una gran distancia. Hay cierta hipocresía "aceptable" o "tolerable", pero a la que me refiero en este artículo, es esa hipocresía detestable y que de verdad te muestra a las personas. Lo principal es ser sinceros con nosotros mismos y no hacer daño a los demás.

1 comentario:

Anónimo dijo...

...y yo, como una idiota, llorando al leer cada uno de tus artículos...