lunes, 29 de septiembre de 2008

Hoja caduca


Parecía que este año no quería cumplir con su visita de rigor, pero si, por fin, entrando de puntillas, sin dejar desperezase a uno, llega el dulce otoño plagado de marrones y grises, con olor a tierra mojada que te sacude en la nariz una mañana plomiza, con impaciencia porque el frío sea de verdad para que el calor de la chimenea y el whisky desate las lenguas y los pensamientos hasta esas altas horas en las que las vergüenzas se quedan colgadas en el perchero... Momentos de Joaquín e Ismael retumbando en la conciencia mientras la mirada se queda fija en el chisporroteo de las llamas y los pensamientos se fugan con el humo al pais de los perdidos, porque eso es lo que parecemos cuando somos embaucados por el principe maligno de las astillas. Llegó el tiempo de crear para los que tienen un trozo de la calle melancolía alojado en el corazón, para gozar de la tibieza de las sábanas por la mañana abrazando al amor, para reirse de la lluvia que quiere entrar por la ventana y no puede, para fascinarse por la amenaza de la luz lejana con dulce melodía atronadora, para la copa de anís vacía, para desempolvar la espátula de rabo largo, para que la cabritillas corran libres camino de las rodillas, para seguir diciendo que hay que comprar un par de barajas nuevas... para sentirte, corazón. Bienvenida seas, hoja caduca.

martes, 16 de septiembre de 2008

Síndrome...


Se acaban las vacaciones. Después de varios días, el retorno a la rutina se acerca inexorablemente. Con cada minuto que pasa, la apatía y las pocas ganas de volver a trabajar se apoderan de mí, como una yedra que trepa por las paredes de mi cerebro.

Hace poco tiempo vimos en la televisión un especial sobre el síndrome post-vacacional. No me lo creía y estuvimos haciendo comentarios en relación a la moda o necesidad de poner nombre de enfermedad a los trastornos actuales que se han sufrido durante toda la vida. Creo que hay poca gente que tenga ganas, después de 15 días de asueto, de regresar al trabajo, que la alegría y la euforia sea la razón de fluir del néctar de la vida laboral. La jactancia es un mal que puede volverse en contra de uno mismo. Jamás pensé que podría llegar a sentir los mismos síntomas. Aún así, me niego a reconocer que pueda tener el famoso síndrome, ya que lo único que tengo es, ni mas ni menos, muy pocas ganas de volver a trabajar con la rutina que lo acompaña, con encontrarme con muchas cosas de las que reniego de forma personal pero que no me queda más remedio que transigir de forma laboral, volver a ver las injusticias que hay en mi trabajo y verme, en muchas ocasiones, impotente. Si esto significa tener síndrome post-vacacional, lo tengo, pero si lo que significa es que soy un inconformista al que la necesidad le hace ser una persona que sigue atado a su trabajo por necesidad, como muchos en este país, seguiré atado hasta que tenga la posibilidad de cambiar las cosas.

Conclusión: Ánimo. Hay quien dijo que el mundo es de quien sabe esperar y se lanza en el momento adecuado. Se trata de paciencia y de estar atento al panel de la estación, para saber intuir cual es el tren que debemos coger. Ánimo

martes, 2 de septiembre de 2008

Buscando a los abuelos

He visto en las noticias el proceso que el juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, está pretendiendo abrir en relación a las fosas comunes que hay en Andalucía de víctimas de la Guerra Civil. El juez pide la colaboración de ministerios, distintos poderes políticos (Junta de Andalucía, ayuntamientos...) y a todas las parroquias de Andalucía... Inmediatamente, el Partido Popular se destaca pronunciando un discurso con la base de no remover viejos rencores y despertar dolores que a nadie interesa.

Por suerte, no me toco vivir aquel episodio de la historia, como a todos los que leéis este artículo. No obstante, a todos nos han contado las famosas "batallitas" esas personas mayores que, en muchas ocasiones, sorprendimos con la mirada perdida... entonces, les preguntábamos qué estaban pensando, y se enjugaban las lágrimas o suspiraban contestando... nada, cosas mías. Lo que no soy capaz de comprender es la reacción del PP. Intentan vender que no son la "derecha" y que cada vez están mas lejos del Caudillo, pero con las reacciones que demuestran, dan mucho que pensar. Es tan difícil entender que las personas quieran encontrar a sus familiares muertos hace 70 años, para darles sepultura como creen que deben hacerlo? Por qué se pretende politizar las decisiones de un juez de hacer justicia? Por qué hay en el PP tanto miedo, si realmente están desmarcados del tipo de línea política que en su momento les precedió?

Conclusión: Todas las personas tienen derecho a saber de sus difuntos y darles las sepultura conveniente, lo que no hay derecho es intentar aprovecharse de las actuaciones judiciales para enfrentar a los pueblos. Entendería que las actuaciones de Baltasar Garzón fueran en el sentido de identificar y devolver a los difuntos a sus familias, pero lo que no soy capaz de entender es que se busque "justicia" para unos actos que ocurrieron hace 70 años y ocurrieron en unas determinadas circunstancias, las cuales, si es verdad lo que dicen todos los políticos, no se quieren revivir por ninguno de los "bandos". Identificar a las víctimas y dejar lo demás a las conciencias seniles de los pocos que quedan.