lunes, 27 de octubre de 2008

Esas migas....

El puente de San Rafael ya ha terminado... Esperábamos este puente casi con fervor, ya que se esperaba muy buen tiempo (y así ha sido), llegábamos sin preparativos estresantes y, principalmente, nos esperaba el tan esperado comienzo de la temporada de las MIGAS... Ese perol lleno del pan humedecido con cariño la noche anterior, los ajitos y pimientitos frititos con el calor de la lumbre d la cocinilla, los torreznitos y choricitos por los que me peleo con Juanillo... Durante los quince días anteriores, desde el puente del Pilar, se había anunciado que para este sábado se iba a inaugurar la temporada de migas de los Lalos. Es más, las migas no iban a venir solas... también iban a venir a tan esperado inicio de temporada Javier y Pablo, los granainos, los ya no desconocidos amigüitos de mis cuñaos...

Pero no ha sido posible... para mi desgracia, un repentino cambio de planes de última hora dio al traste con la segregación gástrica que venía haciéndome feliz, con la velada deseada en la que conocer a nuestros nuevos amigüitos... la tristeza y desesperanza se apoderó de mi, la angustia era el norte de mi brújula, hasta que mi estupenda mujer entró en acción, con un plan alternativo para apaciguar mi desazón. Tras largas llamadas telefónicas y usar antiguos contactos reservados para los momentos especiales, conseguimos para ese mismo sábado, una mesita para dos en el restaurante "La ermita", con el único menú de "Migas tostadas personalizadas al aroma de los Pedroches". La cita, además de romántica y nutritiva, resultó perfecta, ya que el entorno y la partidita de billar que jugamos después en compañía de nuestros vecinos, hizo del sábado perdido un sábado muy recuperado y entrañable. Solo me quedó el regusto del compromiso incumplido, pero bueno, otro sábado será.

lunes, 13 de octubre de 2008

El color del dinero


Por fin se ha cumplido uno de los grandes sueños de mi vida. Desde bastante pequeño, siempre había soñado con tener una casa en el campo (la cual tengo), rodeada de un jardín (el cual tengo), con una estupenda barbacoa fuera para compartir con mis seres queridos (lo cual hago) y poder compartirlo todo con una familia maravillosa (lo cual también tengo).

Pero uno de los sueños que tenía, se podría llamar secundario, era el de tener una mesa de billar americano. Siempre la había situado en la azotea de esa casa de campo, con ventanales que llenaban la estancia de claridad, con una lámpara baja rectangular, típica lámpara que aparece en varias ocasiones en la película "El color del dinero" (aunque no sea ni Tom Cruise ni Paul Newman). Si he dicho que era un sueño secundario es porque la mesa de billar no era necesario para sentirme realizado. Pero el fin de semana pasado, cuando celebramos mi cumpleaños y mi santo, mi mujer me sorprendió regalándome una estupenda mesa de billar americano de tapete azul, colocada en la sala de juegos, que, aunque no es la azotea, le viene como un guante. Muchas gracias cariño por hacer realidad uno de mis sueños, pero no solo por eso, sino por permitirme compartirlo contigo. Gracias.

Conclusión: La partidita, aunque no tiene monedas el billar, a un euro para amortizar el licor de ron, licor 43 y el whisky.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Que cansino que soy...

Debo reconocerlo... estoy harto, cansado, aburrido y algo susceptible. Llevo desde el lunes pasado de baja y los días se me hacen interminables. En ocasiones, cuando estoy muy cargado del trabajo, cansado y excesivamente estresado, pienso... "que bien me vendrían unos días de baja para descansar...". Pero a quien quiero engañar: cuando estoy de baja, solo lo puedo estar si es de verdad, por lo cual, no puedo "descansar" y no me queda más remedio que estar en casita guardando reposo y sin hacer nada. Esto me lleva, ineludiblemente, a que mi querida mujer se preocupe por mi y no me deje ni pestañear si no es con cuidado y sin moverme más de lo necesario... Como soy una persona que no me puedo estar quieto ni dormido, esta es la situación que hace que me encuentre como me encuentro, hasta insoportable... pero he de reconocer y dar gracias por tener la mujer que tengo, que se preocupa por mi, que está llena de paciencia, que es flexible pero se pone seria cuando se trata de salud... aunque me cueste reconocerlo, se que lo hace por mi. Este es el gesto que demuestra cuando una persona te quiere de verdad, te hace sentirte parte importante en su vida y te cuida como si fuera ella misma, que digo, más que a ella misma.

Gracias princesa, por soportarme y cuidarme, por aguantar mi inconsciencia cuando me empeño en hacer cosas, por tu indulgencia cuando me pongo pesado, por demostrarme que me quieres... Te quiero