martes, 30 de noviembre de 2010

Mi limón, mi limonero

La historia que os voy a contar es totalmente verdadera, de principio a fin y desvela un gran secreto que ha hecho que fuera el hazmerreir de mi familia.

Había una vez un campo en el que había un limonero muy verde y espeso. El limonero vivía esbelto y feliz sin que nadie le hiciera mucho caso. No sabemos si por casualidad o por capricho de la naturaleza, el limonero nos quiso obsequiar un año con dos limones, los cuales estuvimos cuidando durante toda su maduración. Pero quiso también la madre naturaleza privarnos de dicho regalo cuando, por una tormenta, aparecieron los dos limones en el suelo sin haber madurado. Ese mismo invierno, un leñador inexperto y con muy poco conocimiento en todo lo relativo a la agricultura, tomo la decisión de podar el limonero como su entendimiento le aconsejaba. Desde entonces, fue la mofa de todo aquél que se encontraba con el limonero de frente, pensando que se parecía a cualquier árbol menos a un limonero.

Al cabo de los años, parece que el limonero se le pasó el enfado con el leñador desconsiderado y decidió obsequiarle con once nuevos frutos. Como en la ocasión anterior, la familia estuvo mimando y observando los frutos mientras maduraban, hasta que en un día, por motivos culinarios, se necesitaba un limón y decidimos coger el que vimos más maduro, siendo nuestra sorpresa... que no daba limones, sino naranjas amargas.

Con esto no quiero exonerar mi parte de culpa en el arte de podar los limoneros, pero que quede claro que si no daba limones no era por mi culpa.

martes, 20 de julio de 2010

El guardián entre el centeno

La primera sensación que he tenido ha sido de sorpresa. Con la fama que tiene el libro, me esperaba una novela de otro estilo, tanto literario como de contenido. Y con lo que me he encontrado ha sido con la historia de un chaval de dieciséis años, sumergido en una espiral de autodestrucción.
No hay nada en el mundo real que le motive en su vida, excepto su hermana pequeña, la cual la tiene colocada en un pedestal. Todo cuanto ve y siente deriva al instante a un estado depresivo y crítico en el que todo es negativo. Es un personaje insólito.
La novela engancha desde el principio, aunque tiene ciertas divagaciones que pueden hacer pensar en que no se sabe qué novela se está leyendo, pero suele retomar el hilo de la historia de forma brusca y tajante, recordando cualquier conversación con un adolescente de caracter acelerado.
Me estuve informando un poco sobre la novela y una de las cosas que me llamó la atención fue que sirvió de libro de cabecera para varios asesinos en serie. Al principio no entendía bien por qué, pero si se lee con detenimiento, la crítica que hace de la sociedad neoyorquina refleja descontento y rechazo, motivo por el que algunos de estos asesinos pudieron ver en el protagonista su propia imagen.
Lo recomiendo, pero no es lo que me esperaba

martes, 6 de julio de 2010

Lo consigo cada día


Hace cerca de ocho años, conocí a una persona en Pozoblanco que decía una verdad como un castillo: "Hoy no fumo." Esta persona llevaba sin fumar, por aquel entonces, cerca de tres años, pero seguía diciendo cada día esa misma frase, ya que consideraba que cada día se enfrentaba al reto de no fumar.
Desde el pasado 31 de mayo, no he vuelto a fumar. Desde hace algo más de un mes lucho en mi fuero interno para conseguir ese reto diario, ese desafío en el que pueda proclamar... hoy no he fumado.
Me está costando mucho esfuerzo, bien lo saben mis chicas, mejor dicho, bien lo sufren mis chicas, ya que mi humor y mi estado anímico ha cambiado de forma sustancial... y diría que a peor. Pero sé que en el fondo ellas saben el esfuerzo que estoy haciendo y por eso debo agradecer y agradezco la paciencia que están teniendo conmigo.
Por último, desde aquí quiero animar a todas las personas que leen mi blog y fuman, a que intenten decir mañana por la mañana, nada más levantarse de la cama, esa frase: HOY NO FUMO, porque si eres una persona que no fuma, no tienes por qué coger un cigarrillo y empezar a fumar. Si te lo planteas así, puede que te sea más fácil empezar una nueva vida llena de mejoras y disfrutes no solo para ti, sino también para quien te rodea. Ánimo, fuerza y suerte

El laberinto de la rosa

Decidí hacer caso a Ara y me decanté por su propuesta, "El laberinto de la rosa". Me ha parecido un libro entretenido, curioso, con un gran trabajo de investigación sobre varios personajes de la Inglaterra del siglo XVII, pero bien llevado a unos personajes en la actualidad.
La trama deja un poco que desear, ya que condensa a mucha gente de forma periférica y alcanza objetivos sin ningún tipo de explicación. Intenta acercarse a la cábala, pero no concreta y da por sentado demasiados conocimientos por parte del lector.
Termina muy rápido y sin tensión, por lo que deja un sabor agridulce. Hay varias ocasiones en las que parece más un libro de texto que una novela de investigación.
La conducción del tema es, en general, fluida y ágil y, teniendo un poquito de paciencia, se lleva bien.
No está mal para definirlo como libro de verano o de intervalo.

martes, 15 de junio de 2010

Comencemos

Para inaugurar este espacio, voy a hacer una relación de lo leído últimamente, con la idea de que si alguien a leído alguno y quiere hacer cualquier comentario, tengamos algo con lo que empezar.
Empecé con la trilogía de Millenium allá por las navidades y, si no me falla la memoria, continué con La mano de Fátima, La sexta isla, Odisea, El enigma de las palabras muertas y alguno más que ya no recuerdo.
En estos momento estoy a la espera de que me avisen de la Biblioteca Central de Córdoba para recoger El guardián entre el centeno, pero mientras eso ocurre, no tengo muy claro cual voy a comenzar, ya os lo contaré. Aún así, acepto sugerencias.
Llevo una temporada en la que dedico gran parte de mi tiempo a la lectura. En lo que llevamos de año he podido leer ya cerca de doce libros, con alegrías y decepciones. Cuando llevaba cuatro o cinco libros comencé a meditar la idea de publicar mis sensaciones y pareceres en relación al los libros según los voy leyendo, para que aquel que quiera compartirlo, debatirlo o leerlo por curiosidad después de leer, tanto mi comentario como el de la gente que quiera dejar el suyo. No es más que un parecer y las ganas de compartir una historia leída, en ningún momento tengo delirios de crítico narrativo. Mi deseo es compartir, dejando la página abierta para quien quiera compartir.

lunes, 5 de abril de 2010

Días festivos




Hoy en día, gracias a la democracia y a nuestra Constitución, vivimos en un país de libertades, en el cual se deben respetar las creencias y las culturas de los demás, así como se deben respetar las nuestras. Este país, que se jacta de ser tolerante y comprensivo con todos y cada uno de sus ciudadanos, tiene para ello un artículo en su joven Constitución, concretamente el número 16.3 , que dice: “Ninguna confesión tendrá carácter estatal”, lo cual quiere decir que el país como tal no tiene una religión oficial, pero también aclara que la religión cristiana seguirá gozando de ciertos beneficios, por así decirlo. A este acuerdo llegaron, según dicen las crónicas de la época, debido a las costumbres y tradiciones arraigadas en todos los rincones de nuestro país.

Ahora bien, si nos fijamos un poquito en el calendario que cualquiera podemos tener colgado detrás de la puerta de la cocina o ese otro pequeño que hay encima del frigorífico o junto a la televisión, nos sería fácil comprobar todos los días que hay en rojo, obviando los domingos. Como todos sabemos, estos días colorados son los que deciden cuando es festivo o cuando no. Hay, o debe haber, catorce en total: once de ellos a nivel nacional, uno a nivel autonómico y dos fiestas locales del propio municipio.
Nacionales: 1 de Enero (Año nuevo), 6 de Enero (Reyes), Jueves y Viernes Santo, 1 de Mayo (Día del Trabajo), 15 de Agosto (Virgen de la Asunción), 12 de Octubre (Día del Pilar y de la Hispanidad), 1 de Noviembre (Día de todos los Santos), 6 de Diciembre (Día de la Constitución), 8 de Diciembre (Día de la Inmaculada Concepción) y 25 de Diciembre (Navidad).

Si bien podemos comprobar que tres o cuatro días, según se mire, son días en los que se celebran acontecimientos determinados, los restantes son días que están ligados a las creencias cristianas y como tales se celebran en la mayoría de los rincones de todos nuestros pueblos y ciudades. Esto es lo que ocurre con los días festivos nacionales, pero si miramos los días festivos autonómicos o locales, podemos comprobar que muchas de las CCAA tienen como día festivos a Santos o Santas: véase el caso de San Jordi en Cataluña, Nuestra Señora de Guadalupe en Extremadura, Santiago Apóstol en Galicia…
Y si observamos las festividades locales, también podemos ver que, al menos uno de los dos días, corresponde con algún miembro del Santoral, si no son los dos días: San Isidro es uno de los más extendidos por su carácter rural, Nuestra Señora de las Mercedes también es muy celebrado y así un largo etcétera.
Con esta reflexión no quiero en ningún momento criticar a la religión cristiana, ya que me merece el mismo respeto que cualquier otra, pero no deja de parecerme irónico que sigamos fijando nuestro calendario, con relación a los días festivos que todos buscamos a finales de año, en base a una religión que sí, es mayoritaria y tradicional en nuestro país, pero que no deja de ser nada más que eso, una religión. Queramos o no, nuestras vacaciones, puentes y días de descanso extraordinarios siguen fijados por unos ritos religiosos, los cuales cada vez comprendo menos, sobre todo si le damos un repaso a la sociedad en la que hoy en día vivimos. Nadie puede negar que el fervor religioso se está diluyendo, que las iglesias están más vacías que nunca o que la media de edad que hay en ellas es muy alta. A la juventud le interesa cada vez menos los actos litúrgicos y las romerías que se hacen en los pueblos son meras excusas para la juerga consensuada por toda la población. La Semana Santa es un periodo de descanso entre las navidades y las vacaciones de verano y la Navidad la excusa perfecta para comer todo lo que no comemos en el resto del año y gastar, en ocasiones, verdaderos dinerales en regalos.
Tal vez, si los días festivos nacionales estuviesen basados en hechos importantes de nuestra nutrida historia, los podríamos sentir más nuestros que unas fechas basadas en Santos o costumbres de una religión de la cual puedes ser partícipe o no, porque español se sigue siendo tanto si eres católico como si no. Hay festividades que no cambiaría por que entiendo que sí son una tradición muy arraigada, como son la Semana Santa y la Navidad, pero el resto de los días sueltos que son festivos por un Santo u otro, creo que deberían cambiarse por otro tipo de celebración. Pero en fin, esto es lo que nos toca por ahora.