lunes, 18 de agosto de 2008

La noche


Cuando el cielo se pone rosa pálido y los pájaros hacen sonar las hojas de las palmeras con sus juegos de reunión, cuando las chicharras empiezan a apagar su melodía denunciante y la humedad se apodera de la hierba, cuando el jornalero abandona la siega y los animales se buscan para dormir, llega la noche con su brisa fría y sus tinieblas escurridizas.

Es la noche la que hace florecer las facetas más ocultas de las personas; los serios se desmelenan, los simpáticos se cansan de serlo, los tranquilos se revuelven, los sinceros mienten... La noche tiene un silencio que ruge por hacerse escuchar, un silencio que grita para no ser ignorado, un silencio olvidado por miedo, miedo de escuchar la realidad, que no es otra que escucharse a uno mismo.

Sin embargo, es bondadosa;
nos ofrece su manto de estrellas para que nos resguarde en nuestros sueños;
nos ofrece los rincones oscuros para... lo que el deseo, la imaginación y la compañía nos permita realizar;
nos ofrece complicidad, anonimato y cobijo;
nos ofrece ser quien somos de verdad y no nos pide nada a cambio...

Por eso la noche fascina, atrae, embruja, imnotiza... atemoriza, engaña, manipula, oculta... Sé que la noche es mía, me siento a gusto en sus brazos, la llamada de la luna siempre me ha tenido atrapado, porque de verdad creo, siento, que su influencia sobre mí es notoria, clara e imprevisible. Hay que saber encontrar nuestro lugar en la noche, hay sitio para todos, pasa y busca el tuyo

1 comentario:

Anónimo dijo...

me tienes muy soprendido cuñaoooooo,,no sabia que tubiesemos tantos escritorese n la familia jaja.Bueno besositos