miércoles, 16 de septiembre de 2009

Vacaciones en Tenerife (1ª Parte)


Hemos estado de vacaciones en Tenerife. Ha sido una semana muy bonita, ya que no hemos parado de ir de un sitio para otro, pero con una tranquilidad que ha hecho que este año no hayamos vuelto destrozados por el ajetreo. Llegamos a la isla el lunes 24 en un vuelo bastante tranquilo si no contamos con el aterrizaje… fue una verdadera montaña rusa. Cuando tomamos tierra nos pidieron que felicitásemos al copiloto porque era el primer aterrizaje que realizaba con pasajero. Nos quedamos todos mirándonos y creo que más de uno pensó en que había sido buena idea no decírnoslo antes. Cuando llegamos al hotel, siete horas después de haber salido de casa, nos encontramos con un lugar paradisíaco en lo relativo a la vegetación, ya que estaban todos los rincones ocupados por plantas tropicales, pero con buen gusto, sin estar tampoco asfixiadas unas por otras. Esa visión del Edén cambió cuando llegamos a nuestras habitaciones. Era un hotel con cerca de cuarenta años de antigüedad y con muy pocas reformas, por no decir ninguna. Las ventanas eran de madera sobre raíles de madera y los enchufes tenían la adaptación adecuada para los enchufes de 125 de nuestros abuelos. Pero al menos las camas parecían relativamente nuevas y la limpieza esta acorde con un hotel de cuatro estrellas. Una vez acoplados en nuestras habitaciones, dimos una vueltecita rápida por el hotel para familiarizarnos con el entorno, y digo rápida porque el horario de la cena era de siete a nueve y media de la noche, por lo cual, no nos podíamos demorar mucho. La cena no estuvo mal y el salón era amplio y el servicio diligente. Después de cenar nos fuimos a tomar una copita al bar de la piscina y a dormir que el día había sido muy largo.
El primer día completo en el hotel fue casi perdido, ya que tuvimos que esperar a la persona que venía de la agencia de viajes para darnos la charla típica de las excursiones y entregarle un justificante para la vuelta el lunes siguiente. Mientras mi mujer se quedaba en la charla con todo el mundo yo me acerqué a por el coche de alquiler que habíamos reservado desde Córdoba, que estaba en la otra punta del Puerto de la Cruz. Así, cuando llegué al hotel ya había casi terminado la charla y decidimos hacer un viaje en catamarán el viernes para ver ballenas y los acantilados de los Gigantes. El resto del día, como no nos daba tiempo para hacer muchas más cosas, lo dedicamos a conocer un poco el Puerto de la Cruz con su zona comercial y su paseo marítimo.
Al día siguiente, miércoles, fuimos al Loro Parque, un parque zoológico con unos atractivos muy distintos a los que conocíamos de Madrid o de Córdoba. Nos levantamos bien temprano y a las nueve de la mañana ya estábamos en la puerta de entrada. Lo primero que te encuentras es un poblado de Tahití con unas carpas típicas de esos lares. Luego te hacen la foto de rigor con dos loros y ya comienzas el viaje por el parque. Los primeros animales que nos encontramos fueron a los gorilas, uno de los cuales estaba utilizando un palo muy fino para sacar algún tipo de miel de un tronco. Mi mujer se sobresaltó, porque aunque estuviese el cristal de doce centímetros entre el animal y nosotros, este no estaba más lejos del cristal que un metro o metro y medio. No era un ejemplar pequeño, para nada, pero creo que a cualquiera le impresiona girar una esquina y encontrarte de cara con un gorila. Pero lo más impresionante de estos animales fue cuando vimos a un lomo plateado estirándose cuan largo era para desperezarse. Algo realmente impresionante. De aquí pasamos a uno de los sitios más atractivos del parque, al pingüinario, en que pudimos ver en su hábitat casi natural, muy bien recreado a base de temperatura, agua e iluminación, cinco especies distintas de pingüinos y a los pájaros monje, mucho más pequeños de los que aparecen en los documentales. Los pingüinos no hacían más que salir y entrar en el agua para asearse y había alguno un poco más descarado que se acercaba al cristal a mirarnos a nosotros como diciendo “que bicho mas raro hay al otro lado del cristal”. A continuación estuvimos viendo loros de todos los colores, tipos y tamaños alrededor de quince minutos. Mi hija y yo coincidimos en que al principio eran muy bonitos, pero cuando llevábamos veinticinco ejemplares vistos, ya cansaba un poco tanto loro. Un momento muy curioso fue cuando llegamos al orquidiario, ya que desde la entrada se veía la piscina de los cocodrilos y hubo una visión que nos llamó a los tres la atención: en el agua, dentro de la piscina y a través de los cristales, se veía la silueta de una pierna… humana!!! Al acercarnos pudimos comprobar que era de uno de los dos buzos que había dentro de la piscina limpiando el fondo y que los cocodrilos estaban en un aparte, los pobres, un poco apiñados y con esos ojitos de querer y no poder, con carne fresca tan cerca… Justo al lado de esta piscina tranquila con inquilinos dentados estaba el recinto de los suricatas, los cuales no pudimos ver porque personal de parque estaba en esos momentos limpiando dicho recinto. Pero creo que por ese preciso avatar, pudimos disfrutar de una de las visiones que más nos impresionó de todo el recorrido… Al pasar a través de una especie de túnel, nos encontramos de frente con un jaguar que avanzaba hacia nosotros con la mirada clavada en su “comida”. Mi hija y yo nos quedamos paralizados por la impresión de la visión, a la vez que nos dio un subidón de adrenalina y tras reaccionar, nos pusimos como locos a sacarle fotos desde todos los ángulos que podíamos. Impresionante. Como nos habíamos organizado los espectáculos cuando entramos al parque, nos fuimos a un anfiteatro a ver como unos loros hacían diversas actuaciones, desde contar a montar en bici y un espectáculo volador con varios ejemplares por encima de público. Ciertamente, vale la pena verlo, porque ver el arco iris de colores reflejado en las alas de esos animales pasando a un metro escaso sobre tu cabeza, sinceramente emociona. A continuación visitamos el acuario, repleto de animales tropicales, caballitos de mar, peces escorpión, pirañas y el nuevo túnel del acuario por el que surcaban tiburones, creo que tintoreras, además de algunos tiburones con bigotes muy graciosos que se tumbaban en lo alto del túnel. Nos quedaban tres cosas importantes por ver: la primera fue el espectáculo de las orcas. Creo que no he visto nada más emocionante en mi vida y lo digo en todos los aspectos. Cómo los adiestradores se metían en el agua con esos animales asesinos, no lo olvidemos, y la complicidad que emanaba de sus gestos, la dulzura que desprendían las orcas y lo majestuosas que pueden llegar a ser cuando salían del agua. A mí se me saltaron las lágrimas, sinceramente. Otro momento muy excitante fue cuando llegamos al recinto del tigre blanco, el cual tuvimos la suerte de verlo andando… Más de dos metros de felino con cerca de un metro de altura saltando un riachuelo artificial y subiendo por un tronco del que nos caeríamos más de uno. Pero aún así, a pesar de esa majestuosidad que demostraba a cada paso, tenía una cara tan dulce, que daban ganas de hacerle cosquillas en los carrillos. Nos tuvimos que entrar en el espectáculo de los delfines, el cual se hacía justo al lado del recinto del tigre blanco y mi mujer tuvo el acierto de indicarnos que subiéramos arriba del anfiteatro para poder asomarnos al recinto del tigre. Antes de que empezase el espectáculo de los delfines pudimos ver mejor que nadie como se tumbaba ese pedazo de tigre y se acicalaba las patas con sumo cuidado entre lametazo y lametazo. Una imagen realmente tierna, viniendo del animal que viene, ya que a poca distancia de donde estaba tumbado se hallaban los restos de un festín que se había dado, los huesos de unas costillas de buey o algo por el estilo, por el tamaño de dichos huesos. El espectáculo de los delfines, después de haber visto el de las orcas, a mi me resultó un poco ñoño, aunque no le quito el mérito que tienen estos animales y sus adiestradores, pero que me dejo como un poco indiferente. Cuando íbamos de camino a la salida del parque pasamos por el recinto de una tortuga inmensa, de verdad, muy grande y por la piscina de los leones marinos, los cuales no dejaban de dar gruñidos, parecían un poco enfadados. Y así es como terminó nuestra mañana en el Loro Parque, un lugar al que hay que ir sin ningún pretexto si se visita la isla de Tenerife. Por la tarde de ese miércoles nos fuimos a conocer la capital, Santa Cruz de Tenerife. Aparcamos en la Plaza de España y de ahí subimos a la zona comercial. Estuvimos paseando alrededor de una hora viendo tiendas, ya que mucha gente nos había dicho que era el sitio ideal para hacer las compras de regalitos. Vamos a ver una cosa, la zona comercial de Santa Cruz no es distinta a cualquier zona comercial de cualquier ciudad de la península, con su Zara, Breshka, Punto Roma, Sprinfield, y demás tiendas por el estilo, por lo cual no le encontramos sentido a que estuviese identificada en los mapas como “Zona turística”. Eso si, descubrimos una cosa que nos pareció buena idea a los tres… recorrimos la ciudad montados en su nuevo tranvía. Teníamos la suerte de estar en una de las primera paradas de la línea más larga de las dos que hay en la ciudad. Así que decidimos montarnos y recorrer la ciudad de una forma más cómoda y sin perdernos. Descubrimos una ciudad de contrastes, pero de los más crueles, entre edificaciones nuevas y casi de lujo y casa de madera que apenas se sostenían en pie, debilitadas por el salitre y la falta de mantenimiento de sus inquilinos, además de una ciudad mucho más extensa de lo que nos esperábamos. Regresamos al hotel, nos arreglamos un poquito, cenamos, escuchamos un rato al cantante de turno y nos fuimos a descansar.

lunes, 6 de julio de 2009

Otro sueño


Sábado por la mañanita temprano. Nos levantamos con la fresquita y nos disponemos a viajar durante, al menos, una hora y tres cuartos hacia el suroeste. Nuestro destino, Bollullos de la Mitación, a tan solo 10 km de Sevilla en dirección Huelva.

Hace dos semanas ya hicimos este mismo viaje y puedo dar fe de que disfrutamos mucho, unos con más intensidad que otros, pero disfrutamos de verdad. El paracaidismo es un mundo en si mismo. Mientras estábamos en el hangar, sentados en una mesa de madera como las que hay en los merenderos, podíamos observar el trajín de los saltadores que iban y venían con sus paracaídas entre los brazos y a los 15 minutos salían con ellos en sus mochilas dispuestos a volver a saltar.

Nuestro salto era especial por diversos motivos. El primero de ellos es porque fue un regalo de mi mujer por nuestro aniversario, quería que pudiese cumplir un sueño que en diversas ocasiones le había contado y ... efectivamente, me sorprendió. Otra peculiaridad del salto es que lo íbamos a realizar en la modalidad "TANDEM"; este salto se caracteriza en que saltan dos personas unidas por medio de cuatro arneses de acero y dos cinchas de 4 cm de grosor. El salto nos lo iban a grabar en DVD y nos sacarían muchas fotos, por lo tendríamos el salto registrado para poder verlo cuando quisiéramos. El último motivo que le hacía especial es que mi hija también iba a saltar... Casi nada, la VALIENTE.

El primer día pudo saltar Nazareth, la cual, cuando aterrizó, no era capaz de explicar de una forma locuaz todo lo que había sentido. A continuación saltaría yo, pero un cambio súbito e inesperado del aire, debido al calentamiento de la superficie terrestre, haría muy peligroso el salto, ya que no había ninguna seguridad en el aterrizaje. Nos tuvimos que volver a casa con la miel en los labios, pero disfrutando con la felicidad de mi chica.

Como decía, volvimos este sábado y en esta ocasión, si pude saltar. Estuvimos esperando un par de horas desde que llegamos y el primer momento importante fue cuando Nazareth se enteró de que también iba a saltar ella. Rompió a llorar de emoción y lo hizo a la vez con nosotros. Ciertamente, no había estado nervioso en todo el día, pero cuando vino mi instructor y me dijo que ya me tenía que poner el mono de salto, el estómago comenzó a encogérseme un poco. Nos dieron las instrucciones de cómo colocarnos en cada momento antes del salto, durante el salto, en el vuelo y en el aterrizaje. Cuando salimos de la sala, estaba mi mujer con la cámara en mano para que no se perdiese ni un gesto de nuestra cara. Los cinco minutos que pasaron hasta que nos subimos al avión se hicieron eternos, pero ya estábamos allí, entrando por la puerta corrediza del bimotor y pensando "Que ya voy para dentro, que ya no hay vuelta atrás". El vuelo fue un poco movido porque parecía que en el cielo había baches. Nazareth, que iba a mi lado, no hacía más que preguntarme que si estaba nervioso. Le decía que no, porque la conozco y se que ella estaba más nerviosa que yo, porque no dejaba de hablar. La emoción se disparó cuando abrieron la puerta y se estaban preparando para saltar los otros paracaidistas que habían subido con nosotros. Ultimas instrucciones del monitor y a mi hija me dice "Paco, nos vemos abajo". No lo dije, pero lo pensé: "Con dos cojones, mi chica". Y llegó mi momento. Fuimos los últimos en saltar, nosotros dos con la mujer que llevaba la cámara. La sensación de ver toda la tierra tan lejos, tan amplia, tan lejos, tan abajo.... Cuando el instructor saltó no sentí miedo, tenía una sensación de plenitud que me llenó por completo. En ningún momento pensé en que algo podía salir mal, no da tiempo. Y empecé a volar... 200 km por hora, sintiendo como se atraviesa el aire, como estira los mofletes y como se acerca el suelo. No puedo explicar con palabras lo que se siente, sería superfluo. Un momento impactante fue cuando se abrió el paracaídas. El frenazo que sufrimos fue el momento más tenso de todo el salto, ya que la presión que ejerció sobre nuestros cuerpos fue de una intensidad enorme. Ya parados por la lona, a unos dos mil metros de altura, el instructor me permitió pilotar el paracaídas, otra sensación impresionante. Cada vez bajábamos más y seguía con los mandos y pensaba "es que este hombre no piensa cojer los mandos???" El aterrizaje fue estupendo porque hacía un poco de aire y no tuvimos que plantar el culo en el suelo. Una vez que me soltó los arneses, solo podía hacer una cosa... ir hacia mi mujer y abrazarla con todas mis fuerzas, agradeciéndole el maravilloso sueño que me había hecho cumplir.

Por último, os recomiendo a todos los que os atreváis a que saltéis en paracaídas. No os arrepentiréis y será una de las mejores experiencias que se puedan vivir en la vida.

Gracias cariño.

jueves, 25 de junio de 2009

Ignorancia y miedo


Rondaban los comienzos de los años 90, siendo yo un imberbe cargado de hormonas desenfrenadas y con las ganas que cualquier adolescente tiene de comerse el mundo sin siquiera tener ni idea de que los cubiertos para ello te lo da la experiencia. Poco a poco se van conociendo personas, viviendo situaciones... La vida va dando tumbos y, por poner un ejemplo, pasé de ser un fanático del rap a un rocker declarado. Entonces vi una película que hizo mucho ruido, la cual nadie se esperaba que su protagonista hiciese un papel tan dramático, acostumbrados como estábamos a verle hacer comedia. Tom Hanks está soberbio en su interpretación, al igual que todo el reparto. A Antonio Banderas le sirvió para catapultar su carrera en Holliwood. Philadelphia. La banda sonora, del Boss, fue un gran éxito de ventas (todavía no existía el emule). Sin duda es una película conmovedora, con una carga emocional importante y muestra los miedos de una sociedad ante una enfermedad semidesconocida y cargada de prejuicios.

Anoche estuvimos viendo la película en la terraza mis dos chicas y yo. Es sorprendente comprobar como cambia la visión con el paso de los años. Ciertamente, la primera vez que la vi, me quedé con la carga emocional que desprende toda la película y hasta cierto punto, me identificaba con Denzel Washinton. Hoy entiendo que el desconocimiento de una forma de vida y la fama que unos pocos se empeñaban en difundir sobre el mundo homosexual, enturbiaban mi percepción sobre estas personas. No tenía prejuicios de valor, pero era de los que usaba esa frases que, después recapacitas, y ves que si tienes prejuicios: "No, si los homosexuales son como las personas normales" "Si por ser homosexual no pasa nada, se comportan como personas normales" lo cual quería decir que no lo eran, pero actuaban como yo, que "si" lo era.

Sin embargo, hoy puedo decir que tengo la suerte de conocer a varias personas que son homosexuales. Puedo decir que han enriquecido mi vida, que me han dado lecciones de lo que significa la palabra "valentía", que gracias a ellos dos, he abierto mis ojos a un concepto más amplio de la palabra "sensibilidad", y también gracias a ellos, he visto como la sociedad sigue siendo igual de hipócrita que hace diez años.

Gracias a la película que vimos anoche, he podido hacer balance de como ha cambiado mi punto de vista en muchos aspectos de la vida y de como la ignorancia y el miedo, hace que nos perdamos muchas experiencias, muchas personas, muchas vidas. No hay nada peor que el miedo a lo que desconocemos y a despreciar lo que es distinto. Gracias a los dos

jueves, 16 de abril de 2009

Raices

Las raíces de una persona hacia un lugar determinado, según lo veo yo van ligadas a distintintos sentimientos, sensaciones que se despiertan cuando llegas y te vas de él. Este lugar suele estar relacionado con el sitio donde has nacido, donde se ha desarrollado tu infancia o incluso tu adolescencia.


En mi caso, nací en el barrio de Carabanchel hace ya unos cuantos años y este barrio, para mí, no es más que un barrio periférico más que cualquier otro de la ciudad de Madrid, con edificios en su mayor parte de viviendas, mercados de abastos, quioscos de pipas en algunas esquinas, personas mayores demostrando que saben más que el mismo jefe de obra, madres corriendo que acaban de dejar a sus hijos en el colegio y llegan tarde al trabajo... un sitio más, pero nada en particular.
Cuando contaba con ocho meses de vida, mis padres se trasladaron a un pueblo al sur de la capital, en el cual me crié y viví de manera continua hasta los veintiún años, momento en el que me marché por motivos laborales. Hoy en día, cuando regreso a este pueblo, a la casa de mis padres, me encuentro con un pueblo que ha dejado de ser el que yo conocía, se ha desarrollado tanto que es casi imposible reconocerlo. Antes era un sitio en el que toda la chavalería nos conocíamos y sabíamos donde encontrarnos, un sitio en el que ir desde mi casa al polideportivo era toda una aventura, en que cruzar todo el pueblo para ir a "estudiar" al instituto significaba que habías dado ese paso de libertad para que el pueblo fuese conquistado por los tripulantes de tu barrio, un lugar en el que, con 19 años y carnet de conducir, me conocía todas las direcciones prohibidas de memoria. Hoy, cuando paseo por sus calles, no conozco a nadie y ya no solo por el inexorable paso del tiempo, que es para todos, sino porque ha crecido tanto que ni los propios vecinos se conocen... No me pidas que te lleve al otro lado del pueblo por que, en primer lugar me perdería y en segundo lugar, no se ni donde está ese sitio. Solo queda añadir que el polideportivo es un centro comercial y el instituto está, casi, en el centro del pueblo. Sin duda, no reconozco el pueblo que dejé.
Hubo una época en la que me preocupaba no tener ese sentimiento de "sentirme en casa" cuando visitaba mi pueblo, y esta es la gran contradicción: lo sigo llamando "mi pueblo". Si bien no tengo nada en absoluto en contra de él, tampoco puedo decir que haya nada que despiete dentro de mi cuando paseo por sus calles, unicamente indiferencia. Y fue en esa época cuando hicimos un viaje acompañados de espuma y delfines, de salitre y brisa fresca matutina, de ilusión por enseñar y poder descubrir en compañía de la persona amada un mundo de sensaciones guardadas para mí, en mi retina y en un cofre enterrado en mi memoria que pedía a gritos poder compartir sus secretos y corroborar su realidad.
La primera sensación me invadió cuando desembarcamos en el mismo sitio donde lo hice por primera vez, todo seguía igual que en aquella ocasión... los grandes hoteles, la bahía, las personas paseando por las calles visitando los puestos que cubrían las aceras, los guiris "coloraos" por el sol... El sentido de la vista había sido conquistado.
La segunda sensación llegó cuando nos disponíamos a salir del hotel por primera vez... la humedad, unida a la sal reinante en el ambiente hizo que, al coger a mi mujer del brazo, nos sintiésemos delisiosamente pegajosos... El sentido del tacto había sido conquistado.
La tercera sensación me sobrevino cuando paseábamos por una playa muy representativa para mí... el sonido embriagador de las olas rompiendo en la arena con la furia del despertar de Neptuno, pero con la suavidad con la que la espuma se puede posar en tu piel... El sentido del oido había sido conquistado.
La cuarta sensación se escondía en un lugar en el que pasé muchas horas, en una mesa de madera a menos de veinte metros del mar, de una playa de rocas cubiertas de algas y tranquilidad... el aperitivo de la estupenda paella que nos sirvieron fue el "pan y aioli". Lo he hecho en muchas ocasiones, pero el sabor tan intenso no se debía solo a los ingredientes, seguro... El sentido del gusto había sido conquistado.
La quinta sensación fue la mas intensa de las palpables... Los pinos, surgiendo en cada rincón por el que nos movíamos... la sal, omnipotente dueña de todo lo que crece en la isla... Un aroma denso y penetrante que se confunde según hacia donde gires la cabeza... El sentido del olfato había sido conquistado.
La sexta sensación fue la más importante... y la más gratificante. Al pasear por la bahía de la capital y atravesarla en un pequeño barco de doce metros de eslora, al recorrer los acantilados casi desiertos, al sentarnos a ver la puesta de sol con música de fondo, al perdernos por sus mercados hippys colmados de virutas de humo de incienso, la libertad que se respira en todos sus rincones... Esta fue la sensación que me hizo reconocer donde estaban mis raices, porque la sensación de saber donde estaban mis raices, me llegó en las pitiusas.

martes, 24 de febrero de 2009

Los carnavales


El mes de febrero es conocido como "Febrerillo el loco", debido a la meteorología tan cambiante que suelen tener estos 28 (en ocasiones 29) días. El mes más corto pero con la cuesta más larga, por culpa de las imprescindibles y peligrosas tarjetas de crédito. Pero hay un acontecimiento que marca este mes, siempre en días distintos, pero siempre en el mes de febrero, y este es el carnaval. A mí, en particular, nunca me ha gustado disfrazarme, ya que tengo un sentido del ridículo bastante profundo. Pero no por eso deja de gustarme esta fiesta pagana y perseguida durante muchos años, sobre todo una variedad de ella.



Existen muchas variedades en la forma de entender los carnavales. De todos es conocido el glamuroso carnaval de Venecia, prodigio de ostentación y con un juego de normas y mensajes ocultos que lo hacen estar "restringido" a profanos. El despliegue de medios económicos y desembocado frenesí son las características principales del carnaval de Río de Janeiro, con el Sambodromo por bandera. Lo que más se parece a la fiesta brasileña en nuestras tierras es el carnaval de las islas afortunadas, con esos trajes impresionantes y llenos de fantasía, los cuales son portados, de manera incomprensible, por mujeres esbeltas y aparentemente delicadas. Pero por el que siento una especial debilidad es por el carnaval de Cádiz. He de confesar que nunca he estado, pero todos los años espero con cierto grado de impaciencia, que comience el concurso de coplas del Gran Teatro Manuel de Falla.



Son tres semanas de presentaciones, pasodobles, cuplés y popurrís, cientos de grupos que ensayan durante más de cinco meses para jugarse la continuidad en el concurso durante 20 minutos en las tablas del teatro, doce grupos que actúan cuatro veces, sueños e ilusiones que ven su recompensa con el aplauso de la platea. Seguimos este concurso desde hace ocho años, aflorando carcajadas con cada cuarteta de las chirigotas y poniéndosenos los pelos de punta con los pasodobles de las comparsas. Pero lo que hay que reconocer, lo más maravilloso de todo el concurso, es el arte y la capacidad que tienen los autores de las letras en componer ataques y burlas relacionadas con todas las situaciones que nos rodean, haciendo una atención especial, como no puede ser de otra manera, a la tacita de plata.



Este año hemos podido seguir el concurso desde el principio, viendo resúmenes de las preliminares, en las que ofrecían a los grupos más destacados, como la chirigota del Yuyu (Air con el Carayr) , la chirigota del Love (Mas pallá que pacá) o la comparsa La tribu del compás. Pero con los grupos que más nos hemos reído y más arte hemos apreciado han sido, sin duda, el cuarteto "Los que esperando la sentencia se tragaron la penitencia", la chirigota del Canijo de Carmona "Las chicas del congelado", la comparsa de Bienvenido "Los trasnochadores" y la chirigota del Selu "Los enteraos". Si no habéis tenido la oportunidad de ver la retransmisión del concurso hay alguien interesado o interesada en echar un vistazo, os ofrezco un sitio donde podéis ver todas las sesiones, desde las preliminares, hasta la gran final. Espero que os guste y disfrutéis del despliegue de arte que se derrama por las tablas del Falla.



http://www.ondacadiz.es/

martes, 10 de febrero de 2009

Espero haber aprendido


Sin duda alguna, desde que existe la medición de medios, siempre ha sido expectacularmente sobresaliente la cantidad de personas que confiesan ver los documentales que ponen en La 2 por las tardes, en la sobremesa. Si, hablo de esos documentales que duermen más de las tres cuartas partes de personas que declaran ser aférrimos seguidores de los mismos. Pues bien, puedo afirmar y afirmo, que yo también he dormido, durante mucho tiempo, en el transcurso de estas emisiones. Pero tuve la suerte de descubrir una cosa importante, al menos para mi gusto... Cuando pude aguantar por primera vez, ver los dos documentales, llegué a la conclusión de que me gustaba mucho más el primero que el segundo. Esto me llevó a seguir estos documentales, que son generalmente de animales y del mundo salvaje. Conozco casi a la perfección la rutina de los leones, las profundidades del fondo marino y los secretos de las oscuras entrañas de las selvas amazónicas... Pero si una cosa siempre me ha maravillado de estos documentales son la monumentalidad incontrolable de los grandes ríos del mundo... La fuerza salvaje del Amazonas, la majestuosidad faraónica del Nilo, la magnífica historia reciente del impresionante Mississippi, la impresión señorial de viejo Danubio, la espiritualidad presuntamente desmedida del Ganges...


Como dice mi perfil, vivo en Córdoba. Una ciudad digna de conocer, con una historia reconocida envidiada por muchas otras ciudades. Los legados que dejaron los distintos pueblos árabes han repartido muchos relatos en las bibliotecas escondidas y llenas de polvo que poca gente sabe que existen. La exposición de los Omeyas que hace pocos años tuvo lugar en la todavía casi virgen Medinat-al-Zahra (solo hay desenterrado un 12% de su extensión y el resto, casi todo está urbanizado de forma ilegal) con la visita de los Príncipes de Asturias y muchas otras personalidades, dio cierta promoción dentro de nuestras fronteras a la ciudad. Tiene un barrio de la Judería que si tienes la suerte de contar con alguien que sea capaz de enseñártelo con maestría (como mi padre o mi cuñado Juan) piensan que en cualquier momento va aparecer por la esquina menos esperada un personaje con turbante y espada sarracena. Mención especial, en lo personal, tiene el Alcázar de los Reyes Cristianos... jardines paradisiacos, fuentes mágicas y un salón de los Mosaicos especial.


Pero todas estas maravillas no existirían si no fuese gracias a un gran titán español, nacido en Cañada de las Fuentes, madurado en tierras cordobesas, ganando su explendor a los pies de la Torre del Oro y muriendo, muy dignamente, en San Lucar de Barrameda. A tenido varios nombres, desde río del aceite a río grande. Caminando durante muchas mañanas bien tempranas en épocas estivales, hasta atardeceres invernales de un gris sobrecogedor, he visto al gran Guadalquivir en muchas de sus facetas... Vacío hasta ver claramente como se puede atravesar el cauce de un lado al otro sin mojarse las suelas de las sandalias... Lleno hasta desaparecer una estatua llamada "El hombre del Río"... pero en estos días de riadas, tormentas y granizos, el caminante me ha mostrado su cara más virulenta, dejando el pequeño "manglar" que hay a continuación del puente viejo de San Rafael como a un jardín destrozado... Pero por más que lo miro, no soy capaz de identificar en él al gran río que veo en los documentales, en las noticias o en las películas y creo que se debe a lo cotidiano de su visión... Me he acostumbrado a ver su grandeza y no soy capaz de apreciarla. Espero haber aprendido.

domingo, 1 de febrero de 2009

He recibido un premio!!!!


Después de casi una semana sin conectarme, me he dado una vuelta por vuestro mi blog, y me he encontrado con una sorpresa muy agradable para mi. Desde el Blog de Lory y Logan, he recibido un honor para mí, que es que estas personas tan auténticas consideren mi blog como uno de los siete que han de incluir en este premio, de los muchos que tienen. Por lo tanto, recibo el guante con agrado y me dispongo a hacerlo con mucho gusto. Deseo que los blogs que voy a poner en mi relación, se sientan tan orgullosos como yo. Muchas gracias.

Normas del premio:
1.- Crear un link de la persona que te ha otorgado el premio

El premio ha sido traspasado por http://paraleloadn.blogspot.com/

2.- Confesar 7 cosas diferentes, extrañas, raras sobre ti en el blog

.- Escribir en el blog supone para mi una liberación y una manera de darme a conocer a las personas que se atreven a entrar en mi cueva.

.- Me encanta ver los comentarios que me escribís, porque me encanta ver lo que la gente piensa de mi y de lo que escribo.

.- Tengo un localizador de visitas y no hay vez que me conecte que no vea desde donde me visitan y comparar los sitios que veo con los lugares que me visitan.

.- Tengo un grave problema con las navegaciones, no soy muy diestro con Internet, me tendréis que enseñar.
.- Antes me creaba cierto conflicto no escribir más a menudo en el blog, pero he entendido que solo debo escribir cuando realmente quiera y no para tener más entradas.

.- Me gusta ver que la gente se comprometa y no escriba "solo" de sentimientos.
.- Cuando leo de sentimientos, intento asumirlos para procurar entender mejor a quien leo.

3.- Crear un link con los/las 7 personas que quieres que participen de este premio


4.- Avisar a los seleccionados para que continúen con el premio

A Peibol por ser esa persona que se descarna con cada comentario, por no importarle lo que piensen los demás, por ser tan auténtico como una ventisca, no deja indiferente a nadie

A Ara por ser poesía en estado puro, con sus altibajos emocionales, pero pura al fin y al cabo

A Lalo por que es la persona más sensible que he conocido nunca, la persona más profunda que haya encontrado, por ser la persona más autentica e inestable que creo, jamás podré encontrar

A Juan, a pesar de que tiene su blog un pelín descuidado, por ser sincero y frontal, por ser fiel a si mismo

A Loose por mostrar su interior con tanta naturalidad y sin tapujos

A Fran por enseñarnos otros mundos, por impactarme con su excepcional cultural, por mostrar otras posibilidades

A Nazareth por ser un golpe de aire fresco, por la madurez de sus reflexiones, por lo impactante de sus imágenes y por ser mi niña

miércoles, 21 de enero de 2009

Que bonito es soñar...


Suena el despertador y el calor de las sábanas ejercen un efecto imán sobre las inexorable necesidad de levantarme. Lucho, denodadamente, con todas mis fuerzas, pero al final gana la dura realidad y consigo zafarme de las garras de Morfeo. El frío que nos azota en estos días hace que me despeje con despiadada rapidez y comienza el día con la sonrisa de mi mujer cuando nos disponemos a desayunar. El perro me mira con cara de urgencia, suplicando que le ponga una cadena en el cuello... curioso. Nos vamos de paseo y ocurre una cosa curiosa... A mi mente llega, como el recuerdo lejano de algo vivido, una imagen imposible, por lo reciente que la siento. Recapacito e intento conservar la imagen en mi mente, lanzándole un lazo para que no se escape... Pero el lazo, que en un principio era de firme maroma, va adelgazando poco a poco, hasta convertirse en el fino hilo de algodón de azúcar que termina por quebrarse... Entonces comienzo a buscar desesperado en el desván de mi cabeza, detrás de cajas mal colocadas, de cachivaches inservibles, de álbumnes de fotos color sepia, de billetes de tren que trajeron a otros vistiendo nuestros cuerpos... Y por fin la encuentro, pero ya no es igual, no es tan fresca, no es tan viva, no tiene el mismo aroma de tierra mojada. Pero es la imagen, sin duda. Estos cambios se deben a que el retazo del recuerdo primitivo de la primera impresión de la imagen, hace que cuando la busco, encuentre algo que ya tenía, creando un recuerdo a mi medida. Pero es la imagen, sin duda. Y empiezo a enlazarla con nuevas imágenes que aparecen como la gota de agua que cae de un grifo mal cerrado, comenzando así la historia... Me veo volando, despacio, con tranquilidad, a unos 20 metros del suelo, sobre prados de trigo amarillo, con alguna encina salteada dando color al campo y con un dulce arroyo de aguas transparentes serpenteando con alegría y entre adelfas y juncos, custodiado por una fila imponente de álamos. El sol es fuerte pero no quema, da claridad pero no deslumbra y el cielo despejado hace que me sienta imparable, capaz de recorrer en los brazos de Eolo todos los rincones de la tierra... y se acabó. Me queda el sabor agrio de no poder seguir volando por los prados, pero también el sabor dulce de haber notado el la cara la velocidad del aire, haciendo que me corriesen las lágrimas por culpa del viento... Que bonito es soñar, pero más bonito es poder recordarlo y disfrutarlo en "la realidad"

viernes, 16 de enero de 2009

Ha valido la pena


Han sido 6 años de mi vida unido a Pozoblanco, más que nada laboralmente, ya que nunca me he sentido identificado con la gente del pueblo ni con las vivencias del lugar, pero han sido 6 años trabajando en el Centro de Atención a Minusválidos Físicos de Pozoblanco (CAMF). Allí he conocido a mucha gente, sobre todo del Centro, y he vivido multitud de situaciones, tanto buenas como malas... pero después de tanto tiempo y de pasar tantas cosas, he decidido quedarme sólo con las cosas buenas que allí he "dejado"... Como es Antonio Carlos, amigo y compañero, una persona con la que he pasado miles de horas y hemos compartido multitud de alegrías y, por desgracia, algunas penas. Confesor y apoyo en momentos difíciles, persona con gran cultura popular, con un repertorio de frases y refranes que te dejarían más frío que una llave. Es la persona que me enseñó donde se demuestran los hombres, en la barra del bar, porque trabajar, trabaja cualquiera jajajaja. Gran corazón y gran persona.
Antonio Martínez... que contar de este personaje!!! Amigo singular sin pelos en la lengua, ni en la cabeza jejeje. Sincero y claro, con palabras de ánimo en momentos difíciles y silencioso compañero que sabes que siempre está. Nunca he visto que a una persona tan pequeña, le quepa tanta cerveza jejeje. Se le quiere.
Moisés Olmo... el último, pero no menos importante, hallazgo valioso escondido detrás del carbón. La conexión ha sido increíble, al menos por mi parte. Somos bastante parecidos en el fondo, por eso creo que nos llevamos como nos llevamos.
Y como con estas personas, podría hablar de algunos más, ciertamente de pocos. Son, todos ellos, personas con las que he llegado a tener una relación que excede de lo estrictamente profesional, personas por las que ha valido la pena estar, como decía al principio, 6 años de mi vida en Pozoblanco.
He comenzado una nueva etapa y he cerrado otra anterior, pero no con llave. Gracias

jueves, 8 de enero de 2009

Todo llega...


Después del paréntesis navideño, regreso a esta, vuestra casa, para compartir pensamientos, inquietudes y experiencias. Espero que este año sea de buenas noticias y de felicidad para todos, de verdad.

Bueno, pues voy a empezar con lo de las buenas noticias del año. El pasado día 5, víspera de reyes, recibí una llamada de la Junta de Andalucía. Me ofrecieron un trabajo en un colegio, como cocinero. La buena noticia no se quedó ahí, sino que el colegio está en Córdoba capital, lo cual significa que dejaré de vivir solo en el campo y podré, por fin, vivir con mis chicas tooooodos los días... También influyó en mi decisión de aceptar el trabajo el hecho de que voy a tener el horario, poco más o menos, de un maestro, con sus dos meses de vacaciones, semana santa, navidad... todo un sacrificio al cual tendré que adaptarme. Me parece mentira, que después de siete años vuelva a trabajar en las cocinas, me hace mucha ilusión y tengo unas ganas tremendas de empezar. Ya os iré contando como va. Parece que el tren que esperaba, ya ha llegado y pienso montarme en el con todas las fuerzas.