martes, 16 de diciembre de 2008

Que diría el ciervo?


Hace pocos días, una mañana en la que iba camino del trabajo, me pareció ver saliendo de la carretera de sierra por la que circulo en estos amaneceres oscuros, un animal de tamaño medio, parecido a un zorro, pero lo que me llamó la atención fue una peculiaridad en su cola... Esta era anillada y el color de su pelaje era de un tono grisáceo. Por un momento, pensé que el animal que se había cruzado en mi camino, a la vuelta de una curva, era un mapache y así se lo comenté a mi mujer a los pocos días... Pero a la vez, me decía a mí mismo que eso era imposible, ya que estos animales sólo se encuentran en áreas de Norteamérica y de la zona centro-europea. De todas formas... parecía un mapache.

La visión de este animal sin identificar, me llevó a darle vueltas a las fechas que pasamos y la coincidencia que se produjo hace pocas semanas, en un restaurante al que vamos con mucho cariño, un sitio apartado, en mitad del campo, junto a una ermita en un pueblo del valle de los Pedroches. Dio la casualidad de que en una mesa junto a la que estábamos había un grupo de hombres, todos ellos vestidos de verde oscuro, incluso con ropas de camuflaje en tonos verdes. Creo que no hace falta explicación, eran cazadores. Y es de estos últimos de los que quiero hablar...

Sin duda, el "deporte" de la caza está muy arraigado en la cultura de este país, sobre todo en ciertos entornos rurales y ciertos entornos sociales. Jamás he entendido que se le llame deporte al hecho de arrebatarle la vida a unos animales totalmente indefensos que viven alegremente por los bosques de encinas y entre las jaras, que no hacen daño a nada ni a nadie, que se dedican a comer, beber y relacionarse entre ellos cuando la naturaleza les llama. No entiendo que llamen deporte al hecho de estar quietos en un puesto, por el que se pagan fortunas, para esperar que pasen delante los ciervos que van a beber agua, o jabalíes en busca de alimento, o cualquier otro pobre animal que sin conocimiento del destino que le espera, pasaba por allí. No entiendo que llamen deporte al ejercicio de la puntería, quitando la vida sin sentido, pudiendo practicar en campos de tiro con todos los adelantos que existen hoy en día...


Y luchamos por la ecología, por conseguir un medio ambiente sostenible, por conservar en buenas condiciones la tierra para nuestros hijos, en no contaminar con los coches, en reciclar casi hasta las uñas que nos cortamos, por preocuparnos por nuestro planeta... Pero la caza... Es un deporte honorable de siglos de tradición.

Que le pregunten a los ciervos por la tradición.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Conquistadores y descubridores

¿Quién no ha soñado alguna vez con ser Cristbal Colón? ¿O Pizarro? ¿O Admunsen? ¿Quien no ha soñado alguna vez con ser un gran conquistador o un gran descubridor recordado en los libros de historia, de los que nos ha tocado estudiar en el colegio? Desde las aventuras de Marco Polo, pasando por las conquistas de Alejandro Magno, llegando a los sueños de un "loco", como Julio Verne, siendo este último una incógnita de la humanidad... Como fue capaz de visionar el submarino, o el viaje a la luna, así como muchas otras cosas? En fin, quién no ha deseado ser una de esas personas que han pasado a los anales de la historia por descubrir lugares del pasado o quizás, manantiales ocultos?... "Doctor Livinstong, supongo..."



Creo que todos llevamos un aventurero escondido dentro de nuestros anhelos infantiles, pero nos encerramos en los libros de historia, mitológicoso o de ficción sin darnos cuenta de que la mayor aventura, el más fantástico de los descubrimientos, está en nosotros mismos... No somos capaces, por lo general, de pararnos a ver como vamos cambiando, como evolucionamos y vamos pasando etapas en la dura carrera de la vida, como los lagos mas oscuros se van quedando en la lejanía del horizonte o como los desiertos más áridos esconden un oasis que nos ayuda a mirar hacia delante...



El mayor descubrimiento está en nosotros mismo, unido a cada día que pasa, a cada momento que vivimos, a cada sueño que compartimos, a cada suspiro que se nos escapa al ver a nuestras personas queridas cuando sonríen, lloran o simplemente nos miran, a cada día que amanece, aunque el pesar de los párpados nos arrebata ver el nuevo sol...



Busca dentro de ti, hayarás el mayor de los mundos por descubrir y no tengas miedo por lo que veas detras de las inmensas cascadas que te protegen, sólo están las pinturas rupestres de tu vida... Estúdialas y aprende ellas, desearás que los nuevos descubridores que aparezcan en tu camino sean capaces de apreciarlas y valorarlas.

martes, 9 de diciembre de 2008

Un huequecito en la faldilla

En estos tiempos de frío, lluvia y noches tempraneras, se cumplen los requisitos indispensables para que confluyan las características necesarias y se den las óptimas condiciones, sentando las bases suficientes, para embuirse en las faldillas acojedoras y tupidas que esconden al amigo más fiel siempre que haya corriente... el brasero.

En estos tiempos de recogimiento casi obligatorio, forzado por las condiciones meteorológicas, se pueden hacer muchas cosas para las que en otras fechas parece que no encontramos tiempo, ya que no paramos en casa o aprovechamos para hacer nuestras tareas para con la flora que nos rodea (vamos, currar en el jardín quitando malas hierbas, abonando, "barriendo las hojas", pasando la desbrozadora). Eso es lo que he hecho esta tarde... A primera hora, me he dedicado a hacer unas pruebas del menú de Nochevieja, para que salga todo como a mi me gusta... perfecto. Y mientras estaba en los menesteres propios del arte culinario, he puesto la música que por los motivos anteriores no tengo ocasión de escuchar. Y aunque a mi mismo me sorprende, es cierto, he estado escuchando las canciones y, con esto, os quiero recomendar ciertas canciones que no dejan de sorprenderme. Luego, una vez las hayáis conseguido y escuchado (si queréis) me comentáis vuestra opinión de las mismas, ya que las mismas canciones producen sensaciones distintas en cada persona. Gracias de antemano por vuestro tiempo. Estas son las canciones:

.- El móvil de Lucifer. Tam Tam Go
.- Mi guitarra y vos. Jorge Drexler
.- A mi manera. Versión de Siempre así.
.- Frankenstain. Marco Massini.
.- La ciudad parece un mundo. Ismael Serrano
.- Cuando me hablan del destino. Joaquín Sabina

Hay más, pero con estas, para empezar, creo que es suficiente.

Espejismos rosicleres
ya no me fruncen el ceño,
ni me cobran alquileres
las mujeres que olvidé,
bajo es sol que me apuñala
vivo sin patria ni dueño,
como el aire lo regalan
y el alma nunca la empeño,
con las sobras de mis sueños
me sobra para comer.
Esto va dedicado a los cuatro artistas de los que conozco no solo su obra, sino también, parte de su corazón: Lalo, Ara, Nazareth y Javier

jueves, 4 de diciembre de 2008

Hoy por hoy, el viaje de mi vida

No es porque salga yo, pero la foto de la cabecera está chula, verdad? Es el sueño de mucha gente... una playa del Caribe, arena tan fina y blanca que parece polvo de estrellas, aguas de color turquesa transparente, nada de aglomeraciones como en Benidorm, un coktail a pie de playa (como se puede observar)... Y lo mejor de todo, compartirlo. Pero no con cualquier persona, con un amigo, o con un compañero de trabajo, no. Compartirlo con la persona a la que amas, por la que estarías dispuesto a darlo todo. Eso tiene un valor añadido... Si el cielo es azul, con ella es más azul; si la tranquilidad te rodea, ella hace que la paz sea absoluta; si el placer rodea toda la estancia, la felicidad se alcanza solo con su mirada...

Por lo demás, el viaje fue maravillosos jejeje... Cada día, nos decoraban la habitación con las toallas de una manera distinta, haciendo figuras de animales, un detalle muy bonito. La gente que trabaja en el hotel se derretía por hacernos sentir cómodos, siempre con una sonrisa y prestos ante cualquier petición. La variedad de comida en el buffet era asombroso, haciendo cada día una de las comidas dedicada a distintas culturas, desde cocina japonesa, tailandesa, pasando por la italiana, la española, la norteamericana y, por supuesto, la mexicana. Las piscinas eran paradisíacas, en una de ellas llegamos a estar, el día que más, ocho personas. Y los viajes fueron maravillosos, tanto el de Chichen Itza como el de Xcaret, aunque a este último fuese tan quemado y colorado como un carabinero jajajaja.

Solo le puedo poner un "pero" al magnífico viaje que hicimos... De acuerdo, era nuestro viaje de novios y como tal, fue maravilloso, y aunque todos estuviésemos de acuerdo en cómo y de qué manera íbamos a hacer el viaje, os puedo asegurar que no hubo un día o alguna situación, en la que no nos acordásemos de la personilla que se había quedado en Villaharta con sus tíos... sobre todo el día de Xcaret con los delfines!!!

Personilla, TE PROMETO que bailarás con los delfines.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

La paz interior

Hasta hace no mucho tiempo, lo único que conocíamos de las filosofías orientales eran el kárate, los rollitos de primavera y al gran samurai. Pero con la llegada de las nuevas tecnologías y de las estravagancias de muchos famosos, hemos pasado del pollo agridulce a la metodología Zen, al budismo y a un sinfín de terminología que soy incapaz de transcribir.



Y llegamos al momento de buscar "la paz interior"... El karma es algo que ni siquiera sabíamos que tenemos y la importancia que se le da es mucho mayor que al alma que hemos tenido desde hace miles de años. Pero volvamos al tema, "la paz interior". Meditación, reflexión, respiración... La cantidad de cosas que tenemos que hacer para tan siquiera intentar llegar al interior... Pero que es la paz interior, si no la conciencia tranquila, poder dormir por la noche, ser capaz de mirar a los ojos de los demás sin que te tiemblen los brazos?

La paz interior solo se alcanza si tienes la conciencia tranquila, si sientes que has hecho todo lo que podías hacer, si estas de acuerdo contigo mismo, si no te afecta lo que los demás digan de ti... Si eres auténtico... No crees?

jueves, 27 de noviembre de 2008

¿Llega la Navidad?


Por estas fechas, en las que muchos estamos pensando en el puente de la Inmaculada, comenzamos a ver en los supermercados y grandes superficies el despliegue de color y de envoltorios ruidosos. Hay calles cortadas por las grúas que colocan luces de punta a punta y la gente, aun con frío, se echa a la calle en busca de escaparates e ideas. Si, inexorablemente llega la Navidad. Por desgracia, estas fechas se pareen cada año más a lo que cantó Melendi "la Navidad la inventó el Corte Ingles".

Comenzamos a consumir, yo el primero, productos que deberían guardarse para finales de diciembre, como los polvorones... Nos rompemos nuestras preciosas cabecitas pensando en los regalos que vamos a hacer, buscando algo que no sea tan inútil como lo del año pasado, pero como vivimos cada vez mas con las cosas que queremos, las opciones se reducen. Al final, después de varios paseos y desesperación, no sabes ni lo que comprar. Pero compras.

Y que decir de las comilonas... Los compañeros de la empresa se juntan en un restaurante para pasar un día lleno de hipocresías en el que tienes que aguantar al pesado de turno al que apenas hablas durante todo el año. Y comes, y bebes, y bebes y vuelves a beber como los peces en el río.

¿En qué estamos convirtiendo la Navidad?

martes, 25 de noviembre de 2008

La nieve


Esta tarde he encendido el televisor y la primera imagen que he visto ha sido la del manto blanco que está cubriendo gran parte del norte de España. Veo a los reporteros andando por la nieve y hasta la yema de los dedos se me congelan... Pueblos aislados, calles desiertas y los carámbanos de hielo colgando de los canalones de los tejados, cual pendientes de cristal adornando el invierno. Pero es que todavía queda un mes para que llegue el invierno!!! Cuando estemos a mitad del mes de enero no quiero ni pensar como podemos estar...

La nieve tiene una cara amable, los aficionados al esquí se están frotando las manos, la temporada se prevee larga... También tenemos ese famoso refrán de "año de nieves, año de bienes"... Quién no recuerda, siendo niño, alguna nevada en nuestro pueblo, la cual marcó de alguna manera la infancia? En mi caso, era tan pequeño, que mi vecino Félix me llevaba arrastrando dentro de una caja de botellines de cerveza, la cual retornábamos al jardín de delante del portal lleno de nieve... Hicimos un muñeco de nieve mucho más grande que yo, lo cual tampoco era muy complicado, pero cuando llegó el jardinero, todos tuvimos que salir corriendo, se molestó el cascarrabias, pero nosotros disfrutamos a lo grande... Pero para nevada buena, la que cayó en el campo hace dos inviernos, con la que estuvimos a punto de quedarnos incomunicados. En esa ocasión, quien mejor se lo pasó fue Trasto, mordiendo la nieve y corriendo como un loco de un sitio a otro, persiguiendo a un gato imaginario...

Pero la nieve también tiene algún que otro inconveniente... Hay que tener mucho cuidado con las carreteras, se ponen como pistas de patinaje, por mucho cuidado que se tenga parece que te vas a ir a la cuneta en cualquier momento. Andar por la calle se convierte en un acto de fe, manteniendo el equilibrio a duras penas. Son los días en los que Thrombocid hace su agosto, cuando menos paradójico... Y ya no hablemos de las pobres plantas, las palmeras casi se nos estropearon aquel año por el peso y la nieve que acumularon.

Aún habiendo visto los pros y los contra de la huésped más famosa del invierno, su naturaleza me encandila, su visión me reconforta (siempre y cuando sea desde la chimenea, con una copita de anís y un buen mantecado de canela) y despertarse una mañana, asomarse a la ventana y ver como el manto blanco lo cubre todo, es una visión que no tiene precio y se debe disfrutar con la misma celeridad que su dehielo. Espero que sepáis disfrutar de este fenómeno meteorológico con cabeza (y con gorro) y a quien le guste esquiar (esa gente de granadaaaaaaa) que aprovechen, que este año pueden hacerlo de verdad. Seguiremos mirando al cielo esperando que llegue esa mañana deseada.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Largo recorrido


Desde muy pequeño me han gustado los trenes. Representan una forma de semilibertad que siempre me ha atraído; tienen la cadena de los horarios pero la libertad de su interior, con el viaje de larga distancia en la que no solo viaja el cuerpo, sino también la mente. He viajado mucho en trenes de cercanías, durante cinco años de estudios, sin embargo, lo pocos viajes que he realizado de largo recorrido me han hecho sentir muchas más emociones.


Inevitablemente, siempre he comparado el recorrido del tren con el recorrido de la vida... una estación de partida, en la que todo comienza con los pasajeros que te tocan, no los elijes, son los que son y vas empezando el viaje con ellos. Son estos primeros pasajeros con los que haces unos lazos especiales, ya que compartes con ellos las primeras emociones, los primeros traqueteos, ves pasar los árboles y los postes de la luz, los primeros cerros y los primeros edificios. Estos primeros pasajeros te acompañarán en gran parte del viaje... Entonces llega la primera parada, en la que se suben nuevos pasajeros y, curiosamente, poca gente se baja. Es el momento en que los horizontes comienzan a abrirse, descubres que en el tren pueden ir personas diferentes a las que desde un principio te han acompañado y te van enriqueciendo con sus nuevas experiencias.


Cuando llegas a la cuarta parte de tu camino, habiendo parado alguna que otra vez para que haya intercambio de pasajeros de corto trayecto, llega una parada en un nudo ferroviario en el que hay un movimiento especial. Aquí si se cambia de compañeros de viaje, de los que han ido subiendo a lo largo de las paradas, pocos siguen y sube mucha gente nueva. Otra vez, experiencias distintas y carga de kilómetros de vías a nuestras espaldas, pequeños lastres de traqueteos que van moldeando la forma de acomodarnos en los asientos de sky, los cuales se han ido desgastando por el roce del tiempo. Aquí también sube gente que te acompaña a lo largo de todo el trayecto. Entonces... hay un choque de trenes, una fusión tremenda que provoca que dos vías distintas se fundan en una, que sin preguntar, hace que los pasajeros de dos trenes distintos se encuentren charlando en el mismo vagón. No siempre estas vías continúan juntas hasta el final de la aventura de vivir, a veces, hay un bache que provoca una separación obligada de vías, pero no un descarrilamiento, solo una separación de vías. Nunca hay que perder la esperanza de encontrar esas vías que miren en la misma dirección que las tuyas. Por suerte, yo las he encontrado.


Al llegar a la mitad del trayecto, crees que pocos traqueteos te pueden sorprender, que has visto todos los paisajes y que poco te pueden aportar los compañeros de viaje. El vagón toma un tono ocre y los asientos están tan roídos que no sabes si sentarte o salir huyendo. Comienzan en ese momento los retoques interiores: una manita de pintura, una tapicería nueva, se pulen los suelos y parece que el camino empieza de nuevo. Por desgracia, este es el momento en el que empiezan a bajarse del tren compañeros de viaje de los que te acompañaban desde el principio. Duele su ausencia y reflexionas sobre el trayecto que llevas recorrido, de todo lo que has compartido y has dejado de compartir, todo lo que te han dado y lo poco que crees que has aportado para hacer su viaje más cómodo y completo. El egoísmo infantil demandaba que el asiento del vagón siempre estuviese dispuesto para ti... ahora el asiento está vacío... y nadie conseguirá ocuparlo con la intensidad y personalidad que este pasajero tenía...


La estación de llegada se aproxima. El tren tiene cada vez más fallos técnicos y hay que ir llenando de forma constante el nivel de aceite, comprobando los amortiguadores, vigilando las bujías y tapando las goteras... el día menos pensado, el tren, cargado de momentos e historias, de pasajeros fieles y personas de paso, se para, se detiene, deja de andar... y cada uno de sus pasajeros tienen que apearse, llevándose cada uno un recuerdo personal, una percepción íntima del trayecto que incorporan a su propio tren, haciéndolo más rico y pleno...


Que tengáis un buen viaje...

jueves, 6 de noviembre de 2008

El faro


- Hola, buenas tardes, venía a poner una reclamación.


- ¿Una Reclamación?


- Si, le explico... Yo nací, en su momento, hace 39 años... Hay que ver, hace 39 años ya... Pero bueno, a lo que iba, yo nací y, en su momento, no me explicaron ni me dijeron como tenía que actuar. Pero estaba mi familia, la cual, mejor que peor, me fue dirigiendo y corrigiendo en mi infancia, por donde tenía que circular mi vida para llegar a ser lo que soy. Cuando llegué a la adolescencia, la vida se fue complicando poco a poco, como a todos los adolescentes, pero como los cimientos estaban bien fraguados, los problemas fueron los menos. Estos me ayudaron a crecer para ir fomentando mi personalidad y mi forma de ver la vida. Me pude equivocar, puede que si, o puede que no, pero mis decisiones me afectaban a mí y solo a mí.


- Disculpe, pero es que esta cola es muy larga y no tengo tiempo para que me cuente su vida, así que, vaya al grano, por favor.


- Si no le explico las cosas como son, de verdad, no podrá entender porqué pongo esta reclamación, así que por favor, no me interrumpa.


- De acuerdo, pero abrevie.


- Gracias. ¿Por donde iba?.. Ah, si, ya recuerdo. Después de mi adolescencia, conocí a mucha gente y viví en distintos lugares, hasta que conocía a mi actual pareja, con la cual he tenido el placer de disfrutar de dos niños estupendo, uno su hija y el otro mi hijo. Pero aquí es donde viene el problema y donde quiero poner mi reclamación.


- Lo siento señor, pero lo entiendo. Me dice que ha tenido una infancia normal, como cualquier otro niño, una adolescencia normal, como cualquier otro adolescente, una vida normal, como cualquier otro adulto, ha sido bendecido con dos criaturas cuando muchísima gente no puede contarlo... Entonces, ¿qué reclamación quiere poner?


- Muchas gracias, pero todavía no he contado toda mi historia. A mi hijo, desde el momento en que llegó, le he dado todo mi cariño, me he preocupado por él, he pasado más de una noche en vela por sus preocupaciones, que son las mías, he dejado de hacer muchas cosas que me apetecían a cambio de su felicidad, me he sacrificado por su bienestar, casi he renunciado a mi vida por la suya y aún así, las cosas parecen que no han salido bien, por eso he venido a poner una reclamación.


- ¿Quiere ir al grano? Me está cansando.


- Quiero poner una reclamación por no haberme dado el manual de instrucciones de "Como criar a un hijo sin equivocaciones y no morir en el intento".


- Mire usted, señor Camacho, hay instrucciones para instalar un programa en el ordenador, para los muebles de Ikea, para montar una lámpara, para usar una freidora... pero no hay instrucciones para alcanzar la felicidad con un hijo... Por lo que usted me está contando, ha hecho todo lo posible para que el sol salga cada mañana, para que el río fluya límpido, para que el arcoiris nos proteja con su portal, para que la felicidad sea el principio fundamental de su familia... Pero también debe entender que no está en su mano la variedad de personalidad, las influencias pasadas, el lastre del barco a la deriva... Por mucho que un faro, como usted, brille en la oscuridad más absoluta, si el barco no quiere seguir el rumbo más adecuado, las rocas son inamovibles, por lo que el barco suele encallar.


- Escúcheme señorita, he luchado por esta persona como por pocas personas en mi vida, me he dejado la piel hasta dolerme, me han dicho que me he equivocado las personas que me quieren y aún así, he hecho el camino sembrándolo de amor y cariño por donde siempre he creído que era lo más adecuado para él, por lo cual, no me diga que, aunque el faro brille mucho, el barco está condenado a encallar, no me resigno. No permitiré que el naufragio sea un hecho consumado por mucho que lo parezca. Lucharé, ya no solo por el barco, sino por mí. Si el barco tiene el destino final de masticar las rocas de la orilla, que sea porque el barco no tiene timón y no porque el faro no deje de brillar nunca.


- Perdóneme usted, pero no se da cuenta de que no le hace falta ningún libro de instrucciones? Sólo le puedo decir una cosa... Felicidades, por no dejarse vencer en la travesía, por muchas tempestades que se encuentre en ella. Y siga luciendo...

lunes, 27 de octubre de 2008

Esas migas....

El puente de San Rafael ya ha terminado... Esperábamos este puente casi con fervor, ya que se esperaba muy buen tiempo (y así ha sido), llegábamos sin preparativos estresantes y, principalmente, nos esperaba el tan esperado comienzo de la temporada de las MIGAS... Ese perol lleno del pan humedecido con cariño la noche anterior, los ajitos y pimientitos frititos con el calor de la lumbre d la cocinilla, los torreznitos y choricitos por los que me peleo con Juanillo... Durante los quince días anteriores, desde el puente del Pilar, se había anunciado que para este sábado se iba a inaugurar la temporada de migas de los Lalos. Es más, las migas no iban a venir solas... también iban a venir a tan esperado inicio de temporada Javier y Pablo, los granainos, los ya no desconocidos amigüitos de mis cuñaos...

Pero no ha sido posible... para mi desgracia, un repentino cambio de planes de última hora dio al traste con la segregación gástrica que venía haciéndome feliz, con la velada deseada en la que conocer a nuestros nuevos amigüitos... la tristeza y desesperanza se apoderó de mi, la angustia era el norte de mi brújula, hasta que mi estupenda mujer entró en acción, con un plan alternativo para apaciguar mi desazón. Tras largas llamadas telefónicas y usar antiguos contactos reservados para los momentos especiales, conseguimos para ese mismo sábado, una mesita para dos en el restaurante "La ermita", con el único menú de "Migas tostadas personalizadas al aroma de los Pedroches". La cita, además de romántica y nutritiva, resultó perfecta, ya que el entorno y la partidita de billar que jugamos después en compañía de nuestros vecinos, hizo del sábado perdido un sábado muy recuperado y entrañable. Solo me quedó el regusto del compromiso incumplido, pero bueno, otro sábado será.

lunes, 13 de octubre de 2008

El color del dinero


Por fin se ha cumplido uno de los grandes sueños de mi vida. Desde bastante pequeño, siempre había soñado con tener una casa en el campo (la cual tengo), rodeada de un jardín (el cual tengo), con una estupenda barbacoa fuera para compartir con mis seres queridos (lo cual hago) y poder compartirlo todo con una familia maravillosa (lo cual también tengo).

Pero uno de los sueños que tenía, se podría llamar secundario, era el de tener una mesa de billar americano. Siempre la había situado en la azotea de esa casa de campo, con ventanales que llenaban la estancia de claridad, con una lámpara baja rectangular, típica lámpara que aparece en varias ocasiones en la película "El color del dinero" (aunque no sea ni Tom Cruise ni Paul Newman). Si he dicho que era un sueño secundario es porque la mesa de billar no era necesario para sentirme realizado. Pero el fin de semana pasado, cuando celebramos mi cumpleaños y mi santo, mi mujer me sorprendió regalándome una estupenda mesa de billar americano de tapete azul, colocada en la sala de juegos, que, aunque no es la azotea, le viene como un guante. Muchas gracias cariño por hacer realidad uno de mis sueños, pero no solo por eso, sino por permitirme compartirlo contigo. Gracias.

Conclusión: La partidita, aunque no tiene monedas el billar, a un euro para amortizar el licor de ron, licor 43 y el whisky.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Que cansino que soy...

Debo reconocerlo... estoy harto, cansado, aburrido y algo susceptible. Llevo desde el lunes pasado de baja y los días se me hacen interminables. En ocasiones, cuando estoy muy cargado del trabajo, cansado y excesivamente estresado, pienso... "que bien me vendrían unos días de baja para descansar...". Pero a quien quiero engañar: cuando estoy de baja, solo lo puedo estar si es de verdad, por lo cual, no puedo "descansar" y no me queda más remedio que estar en casita guardando reposo y sin hacer nada. Esto me lleva, ineludiblemente, a que mi querida mujer se preocupe por mi y no me deje ni pestañear si no es con cuidado y sin moverme más de lo necesario... Como soy una persona que no me puedo estar quieto ni dormido, esta es la situación que hace que me encuentre como me encuentro, hasta insoportable... pero he de reconocer y dar gracias por tener la mujer que tengo, que se preocupa por mi, que está llena de paciencia, que es flexible pero se pone seria cuando se trata de salud... aunque me cueste reconocerlo, se que lo hace por mi. Este es el gesto que demuestra cuando una persona te quiere de verdad, te hace sentirte parte importante en su vida y te cuida como si fuera ella misma, que digo, más que a ella misma.

Gracias princesa, por soportarme y cuidarme, por aguantar mi inconsciencia cuando me empeño en hacer cosas, por tu indulgencia cuando me pongo pesado, por demostrarme que me quieres... Te quiero

lunes, 29 de septiembre de 2008

Hoja caduca


Parecía que este año no quería cumplir con su visita de rigor, pero si, por fin, entrando de puntillas, sin dejar desperezase a uno, llega el dulce otoño plagado de marrones y grises, con olor a tierra mojada que te sacude en la nariz una mañana plomiza, con impaciencia porque el frío sea de verdad para que el calor de la chimenea y el whisky desate las lenguas y los pensamientos hasta esas altas horas en las que las vergüenzas se quedan colgadas en el perchero... Momentos de Joaquín e Ismael retumbando en la conciencia mientras la mirada se queda fija en el chisporroteo de las llamas y los pensamientos se fugan con el humo al pais de los perdidos, porque eso es lo que parecemos cuando somos embaucados por el principe maligno de las astillas. Llegó el tiempo de crear para los que tienen un trozo de la calle melancolía alojado en el corazón, para gozar de la tibieza de las sábanas por la mañana abrazando al amor, para reirse de la lluvia que quiere entrar por la ventana y no puede, para fascinarse por la amenaza de la luz lejana con dulce melodía atronadora, para la copa de anís vacía, para desempolvar la espátula de rabo largo, para que la cabritillas corran libres camino de las rodillas, para seguir diciendo que hay que comprar un par de barajas nuevas... para sentirte, corazón. Bienvenida seas, hoja caduca.

martes, 16 de septiembre de 2008

Síndrome...


Se acaban las vacaciones. Después de varios días, el retorno a la rutina se acerca inexorablemente. Con cada minuto que pasa, la apatía y las pocas ganas de volver a trabajar se apoderan de mí, como una yedra que trepa por las paredes de mi cerebro.

Hace poco tiempo vimos en la televisión un especial sobre el síndrome post-vacacional. No me lo creía y estuvimos haciendo comentarios en relación a la moda o necesidad de poner nombre de enfermedad a los trastornos actuales que se han sufrido durante toda la vida. Creo que hay poca gente que tenga ganas, después de 15 días de asueto, de regresar al trabajo, que la alegría y la euforia sea la razón de fluir del néctar de la vida laboral. La jactancia es un mal que puede volverse en contra de uno mismo. Jamás pensé que podría llegar a sentir los mismos síntomas. Aún así, me niego a reconocer que pueda tener el famoso síndrome, ya que lo único que tengo es, ni mas ni menos, muy pocas ganas de volver a trabajar con la rutina que lo acompaña, con encontrarme con muchas cosas de las que reniego de forma personal pero que no me queda más remedio que transigir de forma laboral, volver a ver las injusticias que hay en mi trabajo y verme, en muchas ocasiones, impotente. Si esto significa tener síndrome post-vacacional, lo tengo, pero si lo que significa es que soy un inconformista al que la necesidad le hace ser una persona que sigue atado a su trabajo por necesidad, como muchos en este país, seguiré atado hasta que tenga la posibilidad de cambiar las cosas.

Conclusión: Ánimo. Hay quien dijo que el mundo es de quien sabe esperar y se lanza en el momento adecuado. Se trata de paciencia y de estar atento al panel de la estación, para saber intuir cual es el tren que debemos coger. Ánimo

martes, 2 de septiembre de 2008

Buscando a los abuelos

He visto en las noticias el proceso que el juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, está pretendiendo abrir en relación a las fosas comunes que hay en Andalucía de víctimas de la Guerra Civil. El juez pide la colaboración de ministerios, distintos poderes políticos (Junta de Andalucía, ayuntamientos...) y a todas las parroquias de Andalucía... Inmediatamente, el Partido Popular se destaca pronunciando un discurso con la base de no remover viejos rencores y despertar dolores que a nadie interesa.

Por suerte, no me toco vivir aquel episodio de la historia, como a todos los que leéis este artículo. No obstante, a todos nos han contado las famosas "batallitas" esas personas mayores que, en muchas ocasiones, sorprendimos con la mirada perdida... entonces, les preguntábamos qué estaban pensando, y se enjugaban las lágrimas o suspiraban contestando... nada, cosas mías. Lo que no soy capaz de comprender es la reacción del PP. Intentan vender que no son la "derecha" y que cada vez están mas lejos del Caudillo, pero con las reacciones que demuestran, dan mucho que pensar. Es tan difícil entender que las personas quieran encontrar a sus familiares muertos hace 70 años, para darles sepultura como creen que deben hacerlo? Por qué se pretende politizar las decisiones de un juez de hacer justicia? Por qué hay en el PP tanto miedo, si realmente están desmarcados del tipo de línea política que en su momento les precedió?

Conclusión: Todas las personas tienen derecho a saber de sus difuntos y darles las sepultura conveniente, lo que no hay derecho es intentar aprovecharse de las actuaciones judiciales para enfrentar a los pueblos. Entendería que las actuaciones de Baltasar Garzón fueran en el sentido de identificar y devolver a los difuntos a sus familias, pero lo que no soy capaz de entender es que se busque "justicia" para unos actos que ocurrieron hace 70 años y ocurrieron en unas determinadas circunstancias, las cuales, si es verdad lo que dicen todos los políticos, no se quieren revivir por ninguno de los "bandos". Identificar a las víctimas y dejar lo demás a las conciencias seniles de los pocos que quedan.

jueves, 28 de agosto de 2008

Triste hipocresía

Os pido disculpas por escribir sobre un tema tan triste como el que me embarga desde ayer. Cuando llegué al trabajo, mis compañeras me dijeron que había fallecido la madre de, además de una compañera, una amiga. Sin que dejase de ser una noticia esperada, conmocionó al colectivo. Por la tarde era funeral, al que acudimos casi todo el colectivo y, aquí, es donde me enfadé.

Después de más de cinco años trabajando codo con codo con todos mis compañeros, sabes de sus disputas, diferencias, preferencias, amistades y enemistades. Por eso, cuando vi a ciertas personas en la iglesia que no pueden ver ni en pintura a la compañera en cuestión, me invadieron un cúmulo de sensaciones como rabia, asco e incluso, casi desprecio... Ver como, gente que no se soporta, acude a hacer un papel delante de los demás sin más objetivo que la apariencia y que luego puedan mirarle a la cara a la afectada. Triste hipocresía.

Conclusión: Creo que todos, en un momento u otro de nuestra vida, hemos sido o somos algo hipócritas, mandados por la sociedad o por no hacer daño a gente que de verdad nos importa. Pero, de ese rato que tienes que pasar y guardar la compostura, a ser un falso, hay una gran distancia. Hay cierta hipocresía "aceptable" o "tolerable", pero a la que me refiero en este artículo, es esa hipocresía detestable y que de verdad te muestra a las personas. Lo principal es ser sinceros con nosotros mismos y no hacer daño a los demás.

martes, 26 de agosto de 2008

Gracias por existir...


Sin duda, la vida se puede comparar con un barco. Hay algunas ocasiones que tienes el viento a favor y algunas ocasiones en que las tempestades son las que mandan en el mar. Hubo una travesía en la carta de navegación de mi vida en la que tuve que tomar el mando de mi barco cuando las marejadas eran continuas. Parecía que el barco no dejaba de zozobrar, sentía que me habían rajado las velas y, de repente, empecé a escorar. Fue en ese momento en el que agarré el timón con fuerza y puse rumbo a los mares el sur... Estoy seguro de que ha sido la mejor decisión de mi vida.

No se puede comparar con nadie que haya conocido. Es una persona increíble que me ha dado la estabilidad que cualquier barco necesita. Por ella, mi cuaderno de bitácora está repleto de momentos inolvidables... La sinceridad es un pilar fundamental de su personalidad y la capacidad de lucha y superación es su bandera... La integridad de su persona es, sin duda, la base de quilla más firme para cualquier travesía. Soy capaz de zambullirme en el mar más brava y tempestuosa por seguirla, ya que es el faro que me hará llegar siempre a buen puerto. No se puede explicar con palabras lo que siento cuando estoy junto a ella, ya que me da paz, estabilidad y confianza... pasión, cariño y calor... fuerza, determinación y coraje... al fin y al cabo, me da vida.

Gracias cariño, por confiar en mi, por intentar entenderme cuando hago lo que hago, por acompañarme y apoyarme en mis decisiones, por aguantarme cuando estoy inaguantable, por quererme como soy y no intentar modelarme a tu criterio... por ser sincera y decirme mis defectos, por quererme también por ellos, por dejarme entrar en vuestra vida y compartirla sin reparo... Gracias por existir

lunes, 18 de agosto de 2008

La noche


Cuando el cielo se pone rosa pálido y los pájaros hacen sonar las hojas de las palmeras con sus juegos de reunión, cuando las chicharras empiezan a apagar su melodía denunciante y la humedad se apodera de la hierba, cuando el jornalero abandona la siega y los animales se buscan para dormir, llega la noche con su brisa fría y sus tinieblas escurridizas.

Es la noche la que hace florecer las facetas más ocultas de las personas; los serios se desmelenan, los simpáticos se cansan de serlo, los tranquilos se revuelven, los sinceros mienten... La noche tiene un silencio que ruge por hacerse escuchar, un silencio que grita para no ser ignorado, un silencio olvidado por miedo, miedo de escuchar la realidad, que no es otra que escucharse a uno mismo.

Sin embargo, es bondadosa;
nos ofrece su manto de estrellas para que nos resguarde en nuestros sueños;
nos ofrece los rincones oscuros para... lo que el deseo, la imaginación y la compañía nos permita realizar;
nos ofrece complicidad, anonimato y cobijo;
nos ofrece ser quien somos de verdad y no nos pide nada a cambio...

Por eso la noche fascina, atrae, embruja, imnotiza... atemoriza, engaña, manipula, oculta... Sé que la noche es mía, me siento a gusto en sus brazos, la llamada de la luna siempre me ha tenido atrapado, porque de verdad creo, siento, que su influencia sobre mí es notoria, clara e imprevisible. Hay que saber encontrar nuestro lugar en la noche, hay sitio para todos, pasa y busca el tuyo

viernes, 15 de agosto de 2008

La múscia amansa a casi todas las fieras

El sol está empezando a ponerse y se encuentra justo en esa altura que odiamos los conductores y es capaz de sacar matices de color distintos en todos los objetos cotidianos. La tarde no está siendo calurosa, se está bien en el porche. De vez en cuando pasa un coche que rompe el silencio del canto de los pájaros, los ladridos lejanos de un perro y de la sorda compañía de la radio. Precisamente, ha terminado una canción titulada "Sevilla". Esto me hace recordar las tardes que pasaba mi hermana mayor estudiando en la salita que daba al patio interior de la casa de mis padres, sobre la mesa blanca plegable de madera que llevábamos allí desde la cocina muchas tardes. Ella decía que estudiaba, pero mis recuerdos son distintos, ya que lo que mejor sabía hacer era decirme "que no juego, que me dejes que no voy a jugar". Entonces no lo entendía y no es que ahora lo entienda mucho más, pero un poco si.

Esto me ha llevado a pensar sobre los recuerdos e influencias que tiene sobre mi la música. Siempre me ha gustado, pero nunca me he considerado un melómano. Lo que si es cierto es que cuando escucho esta u otra canción, generalmente me trae recuerdos, en ocasiones buenos y en otras ocasiones, menos buenos. Es increíble como puedes transportarte a un sitio escuchando "La raja de tu falda"o a un momento cuando suena una melodía de La oreja de Van Gogh. La música también tiene la capacidad de cambiarme el estado de ánimo, sin que tenga por qué tener relación con lo que esté haciendo o sucediéndome en ese momento. Hay ocasiones, cuando voy a trabajar desde Córdoba a las seis de la mañana, en las que a mitad del camino me pongo a cantar a voces en el coche y llego al Centro con un subidón de adrenalina que ni yo mismo se explicar. También sé que música es la que no debo escuchar cuando me encuentro un podo decaído, porque me acentuaría más ese estado anímico.

Conclusión: Casi siempre tengo la música conectada, por lo cual es fácil que cuando me ocurra algo este sonando alguna canción. Esto me hace darme cuanta de que muchas de las cosas que asociamos a acontecimientos de cualquier tipo, no son ni buenas ni malas, sino que quedan manipuladas en nuestro subconsciente dependiendo del momento al que lo hayamos asociado, bueno o malo. Que injustos podemos llegar a ser con las cosas que nos rodean sin que estas tengan ninguna culpa. Lo malo es que hay ocasiones en las que no son solo cosas, sino también personas

miércoles, 13 de agosto de 2008

Golpes bajos...

"El ser humano... es extraordinario". Nos ponen un anuncio, como otro cualquiera, en el que la marca Acuarius nos habla de una radio, "La colifata", que utilizan como terapia para un manicomio. Es una de las pocas veces en las que estoy de acuerdo con un anuncio. Sin duda, el hombre es extraordinario. Y cada día lo puedo ver y corroborar. Debido al trabajo que realizo, veo como todos los días, sin esperanza de mejoría, cerca de un centenar de personas se enfrentan a un nuevo día con alegría y valor. Saben, en su mayoría, de su problema... lo conocen y asumen, pero aún así, nunca pasan por delante de mi despacho sin darme los buenos días... no os podéis imaginar como puede reconfortarme cómo se les ilumina la cara cuando les contesto con una sonrisa y siguen su marcha felices. Entonces piensas en esas personas que son infelices porque les falta el televisor de plasma, el coche potente en el garaje que no tienen, la ropa del cocodrilo que tiene el compañero de la mesa de al lado, la mísera cultura del materialismo.

Evidentemente, cuando empecé con este trabajo, me resulto muy duro ver como personas, con sentimientos como todos, necesidades como todos y vicios como casi todos, estaban atados sin escapatoria a un aparato en ocasiones torturador como es una silla de ruedas. Pero con el tiempo, dejé de ver las sillas de ruedas, las camillas, las muletas... y empecé a vislumbrar a las personas que había en ellas. Como todas las personas que conocemos a diario, las hay buenas y malas, con buen corazón y mala ideas, con intenciones honestas y con la maldad como ese brazo prolongado de la frustración. Este fue el momento en que me di cuenta de que un minusválido (lo que hoy en día se llama "persona dependiente"), con todos los prejuicios que tiene la sociedad en la que vivimos, no son más que personas como cualquier otra (algunos nos llaman "verticales").

No hay cosa que más les moleste que se sienta pena de ellos. Es una rebeldía que parece que va asociada a la enfermedad. Lo malo es que hay un pequeño porcentaje de ellos que lo explotan de una forma descarada, pero por desgracia, la fama hace que paguen justos por pecadores. Evidentemente, al no estar acostumbrados a tratar con personas que van en una silla de ruedas, en un principio nos causa cierto recelo y miedo a lo desconocido, por eso creamos una barrera involuntaria y en cierto modo agresiva. Lo podemos comprobar cuando nos encontramos de repente con una persona que tiene una mano de plástico o una pierna protésica, no podemos evitar mirarlos de reojo como diciendo en silencio "mira ese, la mano es de plástico". En pocas ocasiones nos damos cuenta de que esa persona siente como se le clavan tus ojos a la altura en la que tienen el muñón.

Conclusión: las personas con minusvalía, no son más que personas que tienen a continuación de la palabra persona la preposición "con". Cuando paseo por la calle y veo a una persona que tiene cualquier tipo de minusvalía, por supuesto que en un principio la miro, pero a continuación dejo de mirarla porque no es más que una persona como cualquier otra con la que me he cruzado anteriormente. Aunque parezca duro, en la mayoría de la veces, por no decir todas, la indiferencia hacia ellos es lo que les hace sentirse realmente integrados. Con esto no quiero decir que no se les ayude, sino que sólo hay que prestarles atención cuando realmente lo necesitan y no cuando creemos que la necesitan. Su orgullo les hace pasarlo mal, pero con la pregunta mágica, todo se soluciona... "¿Necesita que le ayude?". Generalmente, las personas con minusvalía tiene la misma capacidad y mayor voluntad que cualquier persona con valía.

martes, 12 de agosto de 2008

Maravilloso verano... (2)

Cuando llegamos al pueblo, lo primero que nos llama la atención es que hay pocas cosas que recordamos que estaban ahí, a la vez que empezamos a disfrutar de pequeños detalles que despiertan en la memoria residual y selectiva que nos hace disfrutar comentándoselo a los más pequeños: "En esa piedra nos subíamos tu tío Eugenio y yo cuando éramos pequeños". Se lo cuentas con un tono de ilusión que a la vez busca la sorpresa y la inquietud en la cara del niño, pero este te mira con expresión indiferente sin quitarse los cascos de mp4.

El primer problema llega en el momento en que entras en casa de la abuela. El corral que hay en la parte baja de la casa desprende un olor poco agradable y como la casa está preparada para ellos dos, distribuir todos los bártulos resulta cuando menos una odisea. La señora empieza a torcer la boca, pero se calla. Una vez instalados y tras haber fingido escuchar al abuelo todas las novedades sobre la huerta, sales a recorrer las calles de tu infancia y los olores de los veranos de la niñez. No te das cuenta, pero de pronto te encuentras solo en tu mente paseando por las calles del pueblo. Lo primero que ves es una regadera por la que corre el agua, con un acceso de tierra que termina en unas lanchas pulidas de tanto lavar la ropa, hace más de 25 años. Es la misma regadera en la que preparabas con tu hermana comidas en unos calderitos marrones a base de agua, tierra y todas las hierbas que había alrededor. La sensación de añoranza te invade y cierta tristeza del tiempo pasado recorre tu espalda. Entonces regresas a la realidad con la impaciente llamada de tu hijo y comienzas a subir la calle que sube a las acacias. Los recuerdos te asaltan incesantemente y esta vez los compartes de otra forma, más sosegada, con los tuyos, que poco a poco se van animando e intrigando con tus experiencias.

Entonces llegan los tópicos: "Es que como el aire del pueblo no lo encuentras en ningún sitio" Claro que no, olor a corral y al dulce aroma que han dejado unas vacas al pasar por una calle. "El tiempo parece detenerse" Nadie te ha avisado que el reloj del ayuntamiento lleva tres meses parado en las 12:47. Pero aún así, te invade un aire de optimismo en el momento en que empiezas a planear los sitios que vais a visitar en los próximos días: la plaza del pueblo de al lado, el río que pasa diez km. más al este, la garganta que crean las rocas en tal pueblo...

Cuando han pasado los diez días que teníais previstos estar en el pueblo, haces las maletas con la sensación de haber aprovechado más los momentos, ya que tu señora al final ha disfrutado y se ha maravillado al conocer una parte de tu vida escondida y los niños se van con sensación de pena, debido a que empezaban a cogerle el aire a los días y a disfrutar de sus andanzas. Han sido unas vacaciones maravillosas en las que, por primera vez desde hace mucho tiempo, has estado realmente con tu mujer y con tus hijos, has reído con ellos y lo más importante... has compartido sensaciones y vivencias que os lleváis todos en la retina y el corazón... El año que viene ya sabes donde vas a ir de vacaciones... o no.

Conclusión: Creo que a todos nos ha pasado en alguna ocasión que los viajes inesperados, así como otras muchas actividades, son las que mejor salen y en las que mejor te lo pasas. Tener una vida tan programada y cuadriculada no da lugar a la sorpresa, a la variante, a lo inesperado... situaciones que hacen aparecer a quienes somos realmente... Vida solo hay una y nunca debes permitir que nadie la viva por ti.

lunes, 11 de agosto de 2008

Maravilloso verano...

Finales del mes de mayo... Las tardes son cada vez mas largas y el solecito a través de la ventana del trabajo indica que la terraza con sus cervezas fresquitas está esperándote. Ese es el momento en el que empiezas a darte cuenta de que el verano está a la vuelta de la esquina... Entonces recuerdas las maravillosas vacaciones que pasaste el año pasado en las tranquilas y casi desiertas playas de Fuengirola, donde los paseos por la orilla son momentos de meditación sin ruidos de niños corriendo, gritando, chapoteando... Entonces también recuerdas que prometiste que no volverías a pasar un verano así, madrugando para coger sitio en la playa, luchando por encontrar una mesa en el chiringuito, y recorriendo cerca de medio km. desde el apartamento cargado con las sombrillas, las neveras, la bolsa de la playa, el churro para el niño y la colchoneta para la niña, las sillas para ti, la mujer, la suegra, el cuñado, la cuñada y el sobrino de 27 años... Vamos, que al tercer día estás loco por volver al trabajo.

Pero llega ya el mes de junio y con él, las notas del colegio de los niños, con su consiguiente enfado, riña y vuelta a lo mismo. Y cuando quieres darte cuenta, la señora está hablando con su hermana para determinar el día que van a ir a veros a la playa, momento en el cual en que te enteras que de nuevo vas a ir a la playa... otra vez. Y recuerdas el sufrimiento del año pasado, sientes como empieza a a correr un sudor frío por la espalda y tu rictus se tensa. La sangre se va acumulando en el rostro como si fuera una olla expréss y por fin, después de doce años de sufrimiento, explotas y dices: "Cariño, este año nos vamos al pueblo"... La tensión se palpa, se puede cortar, las miradas son una mezcla de ira y sorpresa, ya que es la primera vez que te has atrevido a llevarle la contraria. Pero para sorpresa del universo, ha accedido, después de echarte en cara que habéis perdido los 300 € de fianza.

La señora está tan desorientada que no tiene ni idea de qué poner en la maleta. Tras 5 horas de viaje, las típicas frases de "cuando llegamos?", "falta mucho?", dar la vuelta en la misma glorieta dos veces y preguntar a un pastor medio dormido, por fin llegas al pueblo... Ese pueblo en el que pasaste los mejores y únicos años de tu infancia... Pero de eso, ya hablaremos en otro momento.

Conclusión: Por qué, durante tantos años, las familias españolas se han dejado llevar por el snobismo del veraneo en la playa, aunque sea amontonados como ovejas, escuchando las conversaciones de las tres familias que están a tu alrededor, y no por la búsqueda del descanso, la tranquilidad, la paz, el conocimiento, ya no solo cultural, sino personal? Por qué no hace la gente lo que realmente desea en lugar de lo que se espera que haga? Con lo bonito que es ser uno mismo...

domingo, 10 de agosto de 2008

Un tio normal

Bienvenidos a lo que se puede considerar mi pequeña habitación privada. Espero que nos podamos entretener y conocer con la sana intención de divertirnos, escaparnos de la cruda y áspera realidad y poner en nuestras vidas un toque salpimentado de paz y tranquilidad.

Muchas gracias por venir y podeis ir cogiendo asiento...